XXXV.

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Cuando hemos regresado a casa todo se siente diferente de alguna manera.

Sé que todo esto es un juego pero hasta yo me siento diferente.

Sé siente calma, se siente correcto. Como si todo esto debiera de estar aquí en el espacio y tiempo, como si fuera lo que es ahora mismo.

No sé si me estoy explicando bien, pero al menos lo intento.

Helena tiene razón, todo está cambiando pero para bien y para mí y solo para mí está vez. Ella me dice mucho últimamente todo lo que debo decir para no caer demasiado, para no decir lo que no debo y para no confiarle mi corazón del todo a Hamilton.

Y aunque he regresado a mi vida aburrida diaria, nada es como la semana pasada.

Todo está cambiado.

Creo que eso ya lo he dicho pero es que no puedo sacar eso de mi mente, "todo está cambiando"

Y la sensación me acompaña durante casi todo el día lunes que inicia como siempre, llevó a la escuela a Aura, le dejó con su almuerzo en la lonchera y con un beso en la mejilla que corra hacia las puertas de la escuela.

Y luego me voy a trabajar.

Dejó mis cosas en mi escritorio de siempre, coloco la bolsa dentro de un pequeño locker y luego me siento en la silla.

—Muy buenos días a ti también Susana, a mí me fue increíble en el fin de semana y a ti, ¿cómo te fue en el fin de semana que pasaste con Dante en su casa de la playa?

¡Demonios! ¡He sido atrapada!

No le había dicho nada a Camila más que nada porque no quiero que nadie lo sepa, no quiero que se hagan ideas equivocadas sobre mi relación con Dante.

Bueno y también porque no confió en ella, aunque quiera hacerlo.

Es amiga de Dante y sé que cuando todo esto explote ella estará de su lado como su amiga.

Y no me molesta, al contrario lo prefiero.

Así él no estará solo cuando yo me valla.

Aun así sabía que esté día llegaría pronto, sin embargo esperaba que fuera más tarde que temprano, pero ya que.

No siempre puedes tener lo que quieres en la vida.

—¿Quién te dijo?

—Marcial, pero esa no es la pregunta, sino ¿por qué no me lo has dicho tú? —El estómago se me revolvió al escuchar esas palabras.

Me trague un nudo en la garganta antes de contestar.

Sé que decir, pero no como hacerlo. Sigo tragando saliva, Camila me mira desde el otro lado de la sala molesta.

Y tiene razón en estarlo, pero eso no hace que me sienta mejor solo peor. Las náuseas suben por mi garganta y antes de que pueda hacer algo para frenarlas las he depositado en el cesto de la basura.

Y cuando piensas que es todo lo que puede salir mal hoy, un sonido estridente proveniente de mi celular me regresa al momento correcto de la vida y me recuerda lo mucho que efectivamente han cambiado las cosas.

No digo nada, me llevó la mano a la boca y me regreso a mi posición normal.

Pero toda mujer que llevé un control de su vida sexual y reproductiva normal sabe que significa esa notificación estridente viniendo de mi móvil.

—¿Estás...? —me dice Camila asustada. Se lleva ambas manos a la boca y se calla.

—No... no puedo.

Sr. Hamilton "Trilogía: Tú, Yo y Nosotros".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora