XXXIII Un sentimiento efímero

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Antes que nada, este capítulo es un poco delicado, por lo que les pedimos respeto al leerlo, nuestra intención nunca a sido ofender a nadie, si no crees poder abordar el tema con el respeto y seriedad que se merece puedes continuar leyendo en donde dice fin del flash back y seguir disfrutando de la historia, por su atención gracias.

(Reproducan la canción cuando se les indique chicos)






Narrador

Hay personas que piensan que todo es para siempre, que es fácil conservar una gran amistad de tantos años o que incluso el amor de pareja será eterno cuando en algunas ocasiones ese sentimiento es efímero. De igual manera, a muchos se nos hace más fácil juzgar a los demás porque somos tan cobardes que no somos capaces de juzgar nuestras propias acciones, bien dicen que para comprender a alguien, hace falta vivirlo en carne propia.

=Flash Back=

Años atrás, el joven Bernardo vivía en una vecindad la cual era mayormente habitada por gente de escasos recursos, sus padres eran comerciantes en la central de abastos y con lo poco que ganaban enviaban a su hijo a la escuela teniendo la ilusión de que se convirtiera en alguien importante. Con 14 años de edad, Bernardo ya tenía en mente lo que quería hacer de su vida; para ayudar a sus padres empezó a trabajar en la cafetería de su propia escuela, nunca antes le había atraído una chica, decía que por ahora quería centrarse en sus estudios, pero como bien sabemos, el amor nunca pide permiso.

La vivienda número 334 era habitada por una hermosa joven, de unos 18 o 20 años de edad, era verdaderamente atractiva. En una ocasión, Bernardo la vio desde su ventana, la chica usaba una cantidad abundante de lápiz labial, se maquillaba con tonos llamativos y usaba vestidos demasiado “provocativos.”

Los vecinos la juzgaban diciendo que era una de esas tantas perras que ganan dinero fácil. ¿A caso era una perra? Para Bernardo no, esa chica era un hermoso ángel a la cual la vida no había tratado de la mejor manera.

La madre de la chica tenía cáncer, esa fue la excusa que encontró su padre para abandonarlas. No era fácil ver cómo a su madre le era difícil trabajar, ella tuvo que dejar la escuela a temprana edad para ayudar a su madre, a veces vendía flores, en otras ocasiones golosinas, pero el dinero no alcanzaba para nada.  Al ser mayor de edad empezó a trabajar por la mañana como mesera y por las noches iba a aquellos lugares nocturnos donde recibía algunos billetes a cambio de pasar la noche con un desconocido.

—No es justo que hagas esto hija, esa no es la vida que yo había planeado para ti.

—La vida nunca es justa mamá, si tengo que hacerlo es para comprar las medicinas de tu tratamiento, como mesera no me pagan tanto y tú necesitas…

—En ese caso prefiero morir…

¿Quién podría fijarse en ella? Es una de las tantas escorias de la humanidad, una chica fácil a quien le gusta la mala vida.

—Hola vecina, quería preguntarle si le gustaría trabajar en mi casa, mis padres necesitan una sirvienta. —Musito aquel joven que la veía pasar frente a su ventana todos los días.

A pesar de no tener el suficiente dinero para pagarle, hacían todo lo posible para ayudarla dándole trabajo como empleada doméstica y dándole dinero de vez en cuando a su madre para comprar medicinas, aun así ella necesitaba conseguir más dinero para el costoso  tratamiento de su mamá.

—Deja eso ahí, si quieres yo puedo preparar la cena. —Se ofreció Bernardo

—Tus padres me han contratado para hacerlo yo, tú no tienes que hacerlo, además no creo que a ellos les agrade la idea de que hables con… con alguien como yo. —Agachó la mirada.

No Por Compromiso ✔️ (HISTORIA EMILIACO) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora