ᴀᴛᴀʀᴅᴇᴄᴇʀ.
Sentía el corazón retumbando en su pecho con furia, las lágrimas calientes deslizándose perezosamente por sus mejillas desde sus ojos acuosos. El bulto en su pecho se apretaba angustioso sin aflojarse ni un segundo. Estaba exhausta, dolorida y triste. No podía hacer más que mirar desde su lugar cómo todas sus esperanzas caían una sobre la otra, desmoronándose frente a ella sin detenerse. Empezaba a sentir que le faltaba el aire, empezaba a creer que todo era culpa suya. La presenciaba era horripilante. Podía apreciar cada músculo debajo de su piel contraerse por la falta de movimiento.
Ella quería huir... Quería correr tanto como sus pulmones le permitieran. Deseaba sentir el sofocante calor instalarse en su rostro y en su cuello, anhelaba percibir el agotamiento de sus piernas y la debilidad en todo su cuerpo. Más sin embargo eso no podía ser posible porque sus pies se negaban a acatar la orden de su cerebro. Se negaban a liberarse de lo que sea que la mantenía allí y que la impedía irse. Ella pronto estuvo de rodillas en el suelo, las piedras diminutas y puntiagudas clavándose en su piel, enterándose tan profundamente cómo para que una pinta de sangre roja se deslizara brevemente por los ligeros orificios. Pero eso dolor no existía, ese dolor se desvanecía en la bruma ominosa que la bloqueaba.
La que detenía sus pensamientos coherentes y la hacía girar en un espiral de recuerdos. Ella se sentía tan rota que simplemente todo se detuvo. Sus lágrimas, la sensación de angustia en su pecho y cualquier sentimiento que la abrazaba desapareció dejando nada. No sabría explicarlo, pero sin embargo eso la ayudó a levantarse, enjuagar sus lágrimas y sacudir la tierra de sus rodillas desnudas. Echó un vistazo a su alrededor, buscando a la persona causante de aquel terrible acto. La encontró cerca, una sonrisa homicida en sus labios.
Sus ojos resplandecientes en malicia desnuda. La saludó, inclinó su cabeza y movió su mano en un gesto lleno de desdén. La estaba observando mientras caía, observaba cómo ella lloraba en silencio abrazada a aquel abrigo café de piel que aún conservaba algo del olor característico; algo de whisky añejo, el inconfundible olor de aquel perfume que era su favorito y una mezcla de antiguo y madera. Colocó la chaqueta sobre sus hombros, le quedaba demasiado grande y larga, se le deslizaba sobre un hombro y tapaba sus manos, flotaba suavemente sobre sus muslos y cubría su propio abrigo. Una mirada nueva a los ojos fríos que la vigilaban desde la otra esquina, dio dos pasos hacia atrás lentamente, sin separar la mirada, y luego corrió hacia la casa. Al fin pudo alejarse, pero sabía que huir no serviría de nada.

ESTÁS LEYENDO
Auroras y Ocasos [Supercorp].
Fanfiction𝔸𝕦𝕣𝕠𝕣𝕒𝕤 𝕪 𝕆𝕔𝕒𝕤𝕠𝕤 [𝕊𝕦𝕡𝕖𝕣𝕔𝕠𝕣𝕡]. En pausa. Kara Danvers llevaba un año usando el traje de Supergirl, y tres años siendo madre. Ejercía en CatCo cómo asistente de Cat Grant y se sentía feliz. Ella estaba bien, pensaba que podía...