[Quince].

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ᴋᴀʀᴀ. 

Kara no sabía muchas cosas, no estaba segura de muchas otras y no entendía algunas más. Pero en ese momento de su vida no sabía lo que estaba pasando con ella, no entendía el porqué del remolino de angustia en su pecho y no estaba segura de querer conocer la verdad detrás de sus preguntas.

Se movió hacia atrás con una inscripción mental fluorescente y gigantesca encabezando sus pensamientos y nublando a los demás « ¿Por qué?», parecía simple expresado de ese modo, como si esa pregunta tan corta no mereciera toda la importancia que ella le daba.

Su vida de un momento a otro se había llenado de más caos que antes, su pecho se sentía pesado por la cantidad de sentimientos acumulados y su mente estaba abrumada por las preguntas que se negaba a responderse.

"Treinta y un elefantes se balanceaban..."

"Sigue, no diré nada" Dijo Alex, escondiendo muy mal una sonrisa con su mano.

Kara suspiró, echándose para atrás en su silla y miró a Alex con ojos entrecerrados.

"Sobre la tela de una araña... Como veían que resistía, fueron a llamar a otro elefante" Cantó, moviendo la cabeza e ignorando los resoplidos de risa de su hermana. Tenía una hija pequeña, había que entenderla. Obviamente que las canciones de niños se le quedarían grabadas en la cabeza "Treinta y dos elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña, cómo veían que resistía, fueron a llamar a otro elefante".

"¿Cuántos elefantes cantarás?"

"Hasta que se rompa la tela de araña".

"Eso... ¿Cuándo harás que la tela de araña se rompa?" Alex estaba siendo un tipo especial de idiota ese día. Kara le lanzó una mirada matadora a través del vidrio, su hermana la saludó con una sonrisita engreída a modo de burla. La habían mantenido cautiva porque quiso salir y buscar a Lena por National City ella sola y sin interesarle nada más.

J'onn y Alex lograron detenerla antes de cometer una locura, pero la hicieron quedarse encerrada alegando que era por seguridad de todos. Sam y Jack también fueron recluidos en contra de su voluntad en una habitación que suprimía sus habilidades al incitar a Kara al peligro.

"Cuando pueda salir de aquí. ¿Ya puedo salir de aquí?" Kara estaba encerrada en la habitación de kryptonita. Se sentía como una niña castigada. Alex incluso le había dado un vaso de leche fría y galletas de chocolate como consuelo por estar sentada allí durante cinco horas en una incómoda silla solitaria en medio de la habitación.

"Si no mal recuerdo, te tocaba el elefante treinta y tres" Respondió, recibiendo una mala mirada de Kara antes de que la misma se levantara, girara la silla y se sentara de espaldas a ella, la canción floreciendo en sus labios una vez más.

Camille estaba en la escuela y luego Eliza iría por ella para llevarla a Midvale y mantenerla a salvo por si la situación se complicaba, así que la única con actitud caprichosa de niña pequeña allí era la propia Kara.

Alex hizo una mueca y se estiró para tocar el micrófono.

"Vamos, Kara, sabes que esto es lo mejor para todos" Treinta y seis elefantes, silencio y luego una idea le llegó "¡Kara! ¡¿Recuerdas lo que viste en esas visiones?!"

Alex estaba extasiada, más feliz por pensar en algo que habían pasado por alto que por el hecho de que estarían poniendo al DEO a la disposición de una Luthor desaparecida a la que aparentemente su hermana adoraba lo suficiente como para ser una tonta imprudente.

"No... Un poco. Muchas cosas se me escapan, Alex, pero tengo unos fragmentos que alcancé a recoger. ¿Por qué?" La rubia se dio la vuelta y miró a Alex desde la incómoda posición en la que se encontraba. Había la sombra de una arruga entre sus cejas.

Auroras y Ocasos [Supercorp].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora