𝐀𝐜𝐞𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧.
Puede que a Lena le guste Kara, pero solo un poco. Puede que le guste como el sol se refleja en sus rizos y da la ilusión de que la luz brillante chisporrotea en dorado creando una especie de halo a su alrededor. O quizás solo sea ella la que lo ve así.
Puede que le guste cómo las pestañas de Kara revolotean detrás de las gafas y sus ojos se ven más azules que nunca, cambiando de tonos a unos más luminosos o a unos más oscuros. O quizás así son siempre.
Puede que le guste ver la alegría en su rostro cada que come, ver como una sonrisa se crea en sus labios rosados cuando prueba algo que le gusta, como sus mejillas se llenan de comida cuando es un dulce y tiene prisa de llegar a tiempo a algún lugar. O quizás todos hacen eso y ella no se había dado cuenta.
Puede que le guste ver la protección de Kara con Camille, ver como la abraza o la mira atenta a cualquier peligro. Ver la dedicación de Kara a su hija, ver como aun siendo madre seguía luchando por sus sueños obteniendo la alegría extra de su pequeña. O quizás las buenas madres eran de ese modo.
Puede que le guste ver a Kara como periodista, tan testaruda sin ser grosera y tan comprensiva sin ser ingenua. Cuando Kara trabaja ve más allá que las preguntas que hace, ella ve a las personas, y a Lena le gustaba que ella sea así. O quizás todos los periodistas eran así.
Lena sabía que le gustaba Kara. Un poco, solo era un poco. La aceptación a medias fue una liberación de todos modos. Pero el miedo que sentía enterrado en su pecho también fue liberado igual que sus sentimientos. Solo un poco.
Tamborileó sus dedos sobre su escritorio, mordiendo furiosa su dedo pulgar, sus uñas cortas raspando contra su barbilla. Estiró su mano izquierda hacia su móvil, abrió la última conversación que tuvo con Kara y se sorprendió sintiéndose enfadada con Snapper por no haberla apoyado.
Ella había llamado a Kara para verificar su visita a un local nuevo que habían abierto en el que había todo tipo de chocolate, desde chocolate tradicional a importado, con dulces y bebidas. Se suponía que Kara y Camille irían con ella, ya que solo había pedido la reservación por las dos dulces Kryptonianas.
Pero Kara le había informado que no podía ir ya que estaba preocupada por Cadmus y todo lo que estaba haciendo Lillian por lo que, naturalmente, ella se puso a investigar. Encontró incongruencias en las finanzas de L-Corp, habló con Jess y con Alana, su nueva secretaria, la cual descubrió que era un topo de su madre.
Si había algo que Lilian Luthor no sabía, era su naturaleza, era lo único que Lionel realmente se preocupó en ocultar para bien. Lilian sabía que Lena era una Luthor cuando ella ni siquiera lo había pensado de verdad, sin embargo, una vez supo eso, entendió el porqué de la preocupación de Lionel por ocultarla de los locos xenófobos que eran Lilian y Lex.
Jess se había encargado de Alana después de que Lena le informado que era un topo, quizás había sido un poco demasiado tarde, aunque eso solo haría las cosas más creíbles para Lilian. Llamó a Kara para avisarle sobre lo que encontró, mirando como tres hombres se acercaban desde atrás por el reflejo del vidrio, cortó la llamada con Kara enseguida, hablando rápidamente para contar la dirección. Claro que ella había supuesto que matones llegarían a su encuentro, y tenía ayuda.
Sam salió dramáticamente de la silla del escritorio, donde se había sentado de espaldas, con las manos entrelazadas sobre sus piernas cruzadas. Uno de los hombres se lanzó hacia ella, el puño en alto y golpeó, su mano se torció hacia atrás y Sam solo dejó escapar un resoplido de burla.
Los lobos eran resistentes, y el golpe de un hombre normal no le haría nada.
"Y crees que me haces daño" Bromeó Sam pateando al hombre hacia atrás, el tipo tenía los ojos abiertos con sorpresa y asco, mirando con desagrado como los dientes de Sam se volvieron más gruesos y puntiagudos. Los ojos se trasformaron en faros brillantes de tonos cálidos y luminosos, mezcla de ocre, bronce y naranja con dorado.
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Auroras y Ocasos [Supercorp].
Fanfiction𝔸𝕦𝕣𝕠𝕣𝕒𝕤 𝕪 𝕆𝕔𝕒𝕤𝕠𝕤 [𝕊𝕦𝕡𝕖𝕣𝕔𝕠𝕣𝕡]. En pausa. Kara Danvers llevaba un año usando el traje de Supergirl, y tres años siendo madre. Ejercía en CatCo cómo asistente de Cat Grant y se sentía feliz. Ella estaba bien, pensaba que podía...