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Tori Vega.

Llegué a la escuela, un tanto nerviosa, pero en fin, algún día tendría que volver a verle la cara a la gótica.

Siemplemente me relajé y caminé hacia el aula de clases, aquél día tocaban clases de francés, clase que compartía con Cat y André, así sería mucho mejor el ambiente; pues compartir clase con Jade, de seguro ella se sentaría atrás para mirarme toda la clase.

—Tori...—sentí una voz llamarme por detrás, me giré y ví a Beck acercase a mí—¿Cómo estás?

—Bien, algo estresada ¿y tú? —pregunté cortésmente, mientras él me sonreía de lado.

Mientras él charlaba, sentí el conocido perfume pasar por mi lado, Jade había llegado.

Me tensé un poco.

—¿Qué tienes? —me preguntó Beck preocupado.

—Nada, yo sólo... Me dí cuenta que se me quedó un libro en el auto de Trina...—mentí.

Finalmente él se despidió porque iba tarde a clase y yo hice lo mismo.

Ya en la clase de francés, me senté junto a mis mejores amigos, André y Cat.

Pasé la clase un poco nerviosa e ida, imaginando cuál sería la reacción de Jade aquél día.
Sí, esa conducta 'ida' me hizo ganar varios regaños del profesor.

Cuando finalmente llegó la hora del almuerzo, todos nos sentamos en la misma mesa, en donde Jade llegó, y para mí sorpresa y se sentó frente a mí.

Me miró de soslayo un par de veces, para después finalmente mirarme fijamente a los ojos.

Cat, Robbie, André y Beck, compartían una conversación súper animada, ninguno estaba pendiente de mis movimientos y los de la ojiazul.

Quizás eso lo vió como ventaja para mirarme a los ojos fijamente, con el rostro neutral.

"¡Auxilio! Necesito mi diccionario de gestos de Jade en éste momento, ¿Qué me querría expresar?"

Sus ojos estaban de un azul verdoso oscuro, sus cejas un poco fruncidas y su boca sin ningún gesto.

¿Ella estaría pensando con la mirada puesta en mí?

Ella pestañeaba de vez en cuando, no decía una palabra, había parado de comer su burrito.

"¡Trágame tierra! De las situaciones que habia imaginado, nunca pensé que fuese tan incómoda, ella no me dejaba de mirar fijamente"

Hasta que, finalmente, soltó una suave risa, mientas bajaba el rostro y miraba su plato.

—¿De qué te ríes, West? —pregunté molesta e incómoda.

Ella rió, para volver a mirarme fijamente como antes, ahora con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Es que logré intimidarte.—sonrió sin malicia, mi rostro se coloreó de un rojo intenso.

—¡No me intimidas! ¡Tu mirada me pone nerviosa! —negué tomando de mi lata de refresco, molesta.

—¿O sea que no te gusta que te mire? —jugó acomodándose en la mesa, ahora con una ceja levantada.

Ella sabía perfectamente el efecto que tenía en mí.

Sobre todo; ella sabía tanto como yo, ella también recordaba el pasado.
Recordaba las miles de veces que le había dicho lo mucho que me gustaba que me mirase.

—¡No me gusta que me mires como si quisieras convertirme en piedra!—traté de defenderme—Toma la indirecta...—rodé los ojos.

—¿Quieres que te mire con otra finalidad, entonces?

¡Maldición, West! ¿Por que tienes que jugar tan sucio?

—Desearía mejor que no me mirases. —rodé los ojos.

Toma la indirecta...—repitió sonriente, imitando mi voz—¡No me miréis así, por el amor de Dios, Jade! ¡Es que me pongo a flipar! —según ella imitó mi voz, moviendo su cabello y poniendo sus manos en su pecho.

Ella ahora sonreía triunfante.
Había ganado.

Yo fruncí mi ceño.

Y, por su actitud, pude deducir, que cosas nuevas vendrían... Para mí y para ella.

—¡YO NO HABLO ASÍ! —grité.

✯𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐚 𝑯𝒊𝒏𝒕✯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora