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Tori Vega.

—¡Que bueno que has llegado, Jade! —el profesor se levantó de la silla e intentó abrazar a West.

—Al grano, Sikowitz. —fue lo único que dijo, mientras esquivaba el abrazo, ni siquiera saludó.

—¡Enhorabuena, he pagado tu cita con la magnífica Tori Vega! —me señaló con emoción, Jade sólo me observó para volver a posar su vista en el profesor.

—Genial.—dijo sarcásticamente mientras rodaba los ojos.

—¡Siéntate! —él le ordenó y para mi sorpresa, Jade se sentó junto a mí, donde segundos atrás había estado Erwin Sikowitz.

Ella se cruzó de brazos y me miró de soslayo.

—¡Me voy! ¡Linda noche! —se despidió sonriendo, tomó mi hombro y luego el de Jade, ésta hizo el intento de quitar su mano, el fue más rápido, la quitó y se fue casi corriendo.

Nos quedamos en silencio Jade y yo, sin ni siquiera mirarnos.

—¿Qué van a pedir? —preguntó la japonesa que atendía el Nozu.

Jade y yo nos miramos por fracciones de segundos, para mirar a la dueña del restaurante.

—Una orden de sushi...—pidió Jade, para luego mirarme.

—Eh... Fideos. —dije incómoda, para removerme en mi asiento.

Antes las cosas no eran así, pero no podíamos hacer nada para volver a ser como antes, o eso creía.

Al cabo de unos minutos, en donde Jade y yo sólo compartimos miradas de menos de tres segundos, trajeron nuestra orden.

Empezamos a comer en silencio, mientras mi corazón latía un poco acelerado.
Realmente aquello era algo incómodo y el hecho de que Jade no hablase ni dijese nada, lo hacía aún más...

Tomé de mi sopa de fideos haciendo ruidos mientras sorbia, ¡No me culpen, estaba algo nerviosa!

A la quinta cucharada de fideos,  Jade rodó los ojos.
A la sexta, mientras la sorbía, ella no pudo evitar gritarme.

—¡No! —dijo casi furiosa, yo levanté mis cejas y me reacomodé en mi asiento.

Bajé la cabeza, dispuesta a acabar con mi comida china.
Intenté seguir comiendo sin hacer aquél ruido.

—¿No piensas decir nada en toda nuestra cita? —me preguntó molesta, mientras le daba con su puño a la mesa, no tan fuerte, pero si alguno que otro arroz, salió volando de su plato de sushi.

La miré a los ojos incrédula.

—¿No piensas decirlo tú? —rodé los ojos y tomé la cuchara para seguir comiendo.

Ella al ver como la ignoraba, tomó mi plato de fideos y lo apartó de mí.

—¡Oye! —protesté abriendo los ojos.

—No vinimos aquí para comer fideos y Sushi, Vega...—rodó los ojos.

—¿Entonces a qué vinimos? ¿A mirarnos incómodamente? ¡Porque eso ha sido lo único que has hecho por mí! —negué ahora mirando al frente.

—Muy bien. Okay. —ella se acomodó en su asiento—Soy todo oídos, Vega.

—Bien...—dije y ella me devolvió mi plato—¿C-Cómo has estado? —pregunté. Quizás aquella era la única pregunta que le hacía.

Bueno, sé que al principio había sido difícil para ambas, sin embargo, nos habíamos hecho "casi amigas" todo marchaba bien, digamos, hasta aquél día en el que ella me había confesado que no podía olvidarme. ¿Sería por eso que siempre me trataba mal?

✯𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐚 𝑯𝒊𝒏𝒕✯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora