JENNIE.—¿Cómo qué James te prohibió seguir con el modelaje?
Mi madre estaba del otro lado de la línea y Rosie sentada en la isla de la cocina bebiendo su malteada de fresa.
—Si. Por eso te llamé para avisarte—dije seria, no estaba viendola pero juraba que estaba parada de la misma forma que ella.
Desde pequeña había mamado sus gestos, gestos que intenté dejar un montón de veces pero ya formaban parte de mi.
—¿Por qué quiere qué lo dejes?
—Tengo que pensar en mi futuro—rodé los ojos—y priorizar mi tiempo. Dice que no avanzaré allí en el estudio y que en lo único que debo preocuparme es en la universidad y su empresa—quedó callada.
Ella me resultaba un ser tan curioso. Sentía que la conocía como a la palma de mi mano pero al mismo tiempo no sabía nada. Sin embargo, cada expresión suya, cada seña, cada minucioso tono de voz; si, podía reconocerlo a la perfección.
Ella nunca fue una persona que estallara en público. Podría estar acabándose el mundo pero la verías parada impecable como si todo estuviera bajo control.
Era de las personas que pensaban las infinitas posibilidades de lo que podría pasar para así contemplar cada opción y tenerlo todo controlado. Como tanto me había enseñado, siempre debías tener un as bajo la manga por si algo sucedía.
Tu última carta.
Pero debía ser la más fuerte.Por eso de pequeña se había encargado de enseñarme y decirme que algún día quizá iba a tener que necesitarla; pero, si y solo si, la necesitara en caso de emergencia. Porque una vez que la sacabas a la luz, ya nada volvía a ser como antes.
Hasta el momento no la tuve que utilizar, además tampoco sabía cual era la carta en si que ella decía.
Jamás entendí a qué se refería. Quizá aún no era tiempo que lo hiciera tampoco.
—Escúchame Jennie—la señora Kim rompió su silencio y habló sacándome de mis pensamientos—¿tu quieres dejar?
—¿Tu qué crees?—dije de mala gana.
La realidad era que lo que quedaba de relación entre ambas se había terminado de quebrar el viernes en la noche cuando me abofeteo.
—Te he hecho una pregunta. ¿Quieres dejar la agencia?
—No.
—Entonces no la dejarás—sentenció marcando un punto final.
—Pero James di—
—Y es lo que estás haciendo. Mírame y grábate esto Jennie. Que nadie jamás te diga cuáles tienen que ser tus sueños y mucho menos un hombre.
—Yo opino igual—alzó la mano Rosie susurrando con su boca entretenida en el sorbete. Estaba escuchando nuestra conversación.
Tenía a Elsa en altavoz.
—¿Hace cuánto quieres dejar la empresa de tu padre?
—¿Qué?—¿cómo lo sabía? Ella volvió a silenciarse como diciendo: ¿crees qué soy estúpida?—No lo sé.
Me tensé.
—¿Qué te gusta?—preguntó firme y decidida.
—El diseño—solté rápidamente—lo estético y la moda.
–1¿Y qué haces yendo a reuniones e informándote cómo si quisieras tomar la empresa en un futuro?
—Tengo miedo de decepcionarlo. De no ser suficiente—frené mis emociones.
ESTÁS LEYENDO
BLOOMING
RomanceUn choque automovilístico que lo cambiará todo, siendo repetido como un constante Déjà Vu. Un pasado que grita a voces calladas ser nuevamente abierto para poder así ponerle fin a una historia que se repite a través del tiempo. Y dos protagonistas c...