CAPITULO 21

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JENNIE.

—¿Se te perdió algo?—pregunté viendo cómo Lisa estaba en la oficina de mi padre.

Ella se quedó callada de espaldas a mi. Estaba quieta mirando algo pero no sabía qué.

—Jennie, ¿crees en el destino?

—¿Qué?—me hizo tener una especie de dejavú.

Esto ya me lo había preguntado.

—¿Me crees si te digo qué te conocí antes de qué nacieras?—¿acaso se había vuelto loca?

—¿Qué cosas dices?—ella volteó y me señaló una foto—¿Y?—fruncí el ceño sin entender su punto.

—Esta niña—señaló un cuadro—soy yo. Y la niña que está ahí dentro—señaló la panza de mi madre—eres tú. Te lo he preguntado antes y vuelvo a hacerlo ahora, ¿acaso crees en el destino?

Me quedé viéndole su rostro. Estaba tan hermosa...

Jennie concéntrate.
Lisa no es hermosa.

—¿Qué tiene? No entiendo—pregunté aún parada sobre mi lugar.

—¿No te parece extraño? Digo, te conozco antes de nacer.

—Lisa, realmente me estás sorprendiendo. Si, a ver es "loco". ¿Quieres llamarlo así? Pero digo, si nuestros padres eran tan amigos antes, de hecho no suena tan descabellado ni mágico.

—Pues a mi me parecen demasiadas coincidencias.

—¿A qué te refieres?—pregunté acercándome a ella.

—Vamos, nuestros padres eran muy amigos, hay una fotografía donde estamos tú y yo pero tú aún sin salir al mundo—empezó a relatar—luego años después, demasiados años después, te cruzo en un accidente y te vuelvo a ver al otro año y da la casualidad que vamos a la misma universidad pero justo cuando tú entraste a cursar yo había dejado de ir y luego te cruzo porque tú me has chocado y nuestro grupo de amigas se conectan—respiró pesado por decir todo aquello sumamente rápido—vamos, encima luego me salvas tú a mi. ¿En serio dirás qué no es extraño?

—Bueno, primer punto a aclarar: yo no te he chocado, has sido tu a mi. Y segundo, parece que el universo se ha empeñado en separarnos. No nos quiere juntas—reí entretenida.

La verdad era que me daba demasiada gracia verla en modo FBI místico. Y aunque se lo negase o me intentase hacerme la otra, si; a mi también me impresionaba, pero no tanto como a ella.

Me quedé a su lado contemplando aquella fotografía.

Esperen un segundo.

—¿Ella es tu madre?

—Si, es lo que acabo de decirte. ¿Qué tiene? ¿Ahora te resulta extraño?

¿Esa no era la doctora de Ruby?
¡Era ella! Pero si ya conocía a mi madre desde antes... ¿por qué no me reconoció?

Quizá porque has crecido Jennie.

Pero ella dijo que llamó a mis padres y si hablo con ellos, vamos... tenía que saber quién era yo, o quienes eran ellos, en su defecto.

¿Qué demonios pasaba?

—Digamos que poco común—dije omitiendo el detalle que su madre atendía a mi hermana.

Todo se estaba tornando de un tono que menos gracia me estaba haciendo cada vez que otra cosa extraña aparecía.

—Sabes, ahora que miro la foto, creo que recuerdo esa tarde.

—¿En serio?

—Ajá.

—Pero eras una bebé, ¿cuántos tenías?—me quedé viendo a una pequeña Lisa, debía tener dos años porque era la diferencia que ella me llevaba.

BLOOMING                                              Donde viven las historias. Descúbrelo ahora