CAPITULO 40

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JENNIE.

—Joder—quejé molesta subiéndome las bragas junto con los pantalones.

Estaba tan húmeda y olía a sexo por todos mis poros pero me importó poco.
Me habían cortado el jodido orgasmo.

Respira Jennie.
Es Elsa, no puedes matarla.
Vamos respira.

—Voy a matar a tu madre—dijo Lisa chupándose los dedos con enfado.

Estaba relamiéndose mi humedad, apretando sus dedos en sexys movimientos dentro de su boca, tuve que cerrar los ojos para no volver a ponerme cachonda.

Bueno, no había dejado de estarlo.

—¡Jennie!—la voz de mi madre volvió a sonar.

—¿Qué le pasa a tu madre?—preguntó Lisa acomodándose la remera—parece que va a matarte.

—No lo sé—dije molesta—ábrele tu. No puedo recibirla así. Voy un segundo al tocador.

—¿Qué? No. Abre tu.

—Lili por favor—le pedí dándole un pico—huelo mal, será un segundo.

—Pero Jennie, carajo. ¡Si, corre mejor que yo pongo el pecho!—quejó cuando me vio corriendo.

Subí disparando escaleras arriba sin esperar.
Necesitaba lavarme las manos y rociarme en perfume.

Más le valía que fuera importante por haberme cortado el momento con Lisa.

__________🖤__________

LISA.

Vi cómo Jennie subió corriendo.

Claro, ve tú que yo me encargo de la Jennie versión adulta; como si ya con tu versión me fuera fácil.

Tragué en seco y fui a abrir la puerta.
Pero no llegué ni a decir "hola", que Elsa entró en llamas.

Estaba prendida fuego.

Cerré la puerta maldiciendo y cuando la vi, J o d e r.

Ya sabía a quién había salido Jennie. Sin lugar a dudas, su madre era hermosa.

Lisa más respeto, podría ser la abuela de tu futuro hijo.

Bueno no me molestaría que fue, ¿espera qué?
¡Por supuesto que no!

Pero mierda, la señora Macquoid estaba como quería.

—Lisa, ¿dónde está Jennie?—preguntó tomando de su bolso de mano con enfado.

¿Qué le decía?
¿"Hola Elsa"?
"Elsa, ¿qué tal? Jennie en seguida baja".
"Me ha dicho que ya regresa, ¿quieres tomar algo?"

Carajo. Todo sonaba muy mal.

—Dijo que ahí viene.

Bueno, eso ha sonado peor, idiota.

—No estoy para esperarla—habló impaciente—¡Jennie!—volvió a gritar tocando la punta de su taco varias veces y de forma frenética contra el suelo.

Lisa salúdala, quedarás como una maleducada.

—Hola—sonreí como pude nerviosa y ella arqueó una ceja.

Y aquel gesto me dejó helada.
Se había mordido el labio, igual a Jennie.

Miré cómo estaba parada.
Se la veía firme y decidida.
Su esencia desprendía poder y autoridad junto con gotas de enojo y recelo.

Se la veía con furor e irritación.

Y pude ver dolor en aquellos chocolatosos ojos, pero lo escondió muy bien.

BLOOMING                                              Donde viven las historias. Descúbrelo ahora