CAPITULO 16

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JENNIE.

—Jennie, ¿por cuánto tiempo más mirarás el café? ¿Acaso le estás enseñando a hablar?

—¡Irene no seas tan bruta! ¿Qué no ves que la pobre tiene sueño?—opinó Dayhunie tomándose su té a las ocho de la mañana.

—¡Chicas las estaba buscando!—Rosie apareció agitada—alguna podría haber avisado por el grupo que estaban aquí así no me hacían comer todo el viajecito, eh—soltó intentando calmarse mientras se sacaba la mochila—¿Qué tanto miran?—apoyó sus manos sobre la mesa y dirigió la vista encima de mi dirección chocándose con...—¿Lisa?

—La niña aún no cae que se a liado el viernes con Manoban y de no ser por la folla vaginas que la ha frenado, seguramente lo habrían hecho duro contra el muro.

—¡Irene, la boca!—la retó la novia de Harai.

E Irene muy pocas veces tenía razón.
Pero esta, esta era una de ellas.

No caía en lo que había ocurrido. Simplemente no lo hacía. Y para mi jodido ego, si.
Recordaba absolutamente todo.

El sábado apenas Manoban se había marchado, llamé corriendo a Bae rogándole que viniera lo antes posible.

Mi mejor amiga casi se atraganta con la Coca-cola cuando le conté que me había montando sobre Lisa en la habitación de Ruby y que nos habíamos besado. Y no un simple beso, sino que el calor en esa habitación volvía a incendiar aquellas paredes.

Pero sus expresiones no cesaron ahí; incrementaron cuando le detallé que estuve casi desnuda frente a ella, posando para ella; y la cereza del postre fue cerrarlo con que también para mi desgracia, había amanecido abrazada a ella.

Ella, ella y más ella.

Y bueno. Hoy lunes, ocho de la mañana estaba con las gafas de sol tapando mis ojos mientras intentaba hundirme en el amargo café para no tener que ver a Lisa sentada con todo su grupito frente a nosotras.

Encima la cafetería de la cede B estaba prácticamente desolada. Solo habían cinco personas repartidas por el lugar.

—Jen, tranquila. Vamos, un simple beso no le hace daño a nadie—soltó comprensiva Rosie tomando asiento.

—¿Simple beso? Carajo, yo quiero que me besen como la zorra de mi amiga besó a Manoban. Creo que tuvo que tirar sus bragas de lo estropeadas que quedaron por haberlas mojado tanto. Me la juego—sonrió picarona—bienvenida al club gatito salvaje—comentó para alentarme pero lo que menos hizo fue justamente eso.

Odiaba a Lisa.
De solo pensarla me irritaba.

—Irene, es suficiente—Dayhun le metió de lleno un pedazo de croissant a la boca—Jenjen, Rosé tiene razón. Vamos, no has hecho nada que jóvenes hormonales no hacen.

—¡Pero lo hice yo! Joder—me hundí dentro de mi sweater intentando ocultar el rostro—me lastima en el ego. Yo hice todo cuando le dije que nunca estaría con ella—hablé aún debajo de mi ropa—Y ahora Manoban debe creer que me gusta.

—¿Y no te gusta?

—¡Qué no, Dayhun! No me gustan las chicas—solté el aire volviendo a mostrar mi rostro—y menos Manoban. No me cae bien.

—¿Y por qué no? Vamos, si. Es media arrogante y egocéntrica pero parece... amigable.

—¿Qué? Lisa no es amigable—quejé volviendo a mirar a la sujeta mencionada que estaba muy entretenida hablando con Jisoo—No quiero que, cielos, no quiero que piense que soy una cualquiera. Nunca me comporto así. No soy como las chicas con las que anda. Jamás le abriría las piernas a una persona como Manoban.

BLOOMING                                              Donde viven las historias. Descúbrelo ahora