Eight

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El Coronel Thaddeus Ross estaba que hechaba humo por sus oídos del enojo al igual que lo hechaba desde su boca por su cigarrillo.

Succionó una última vez de él antes de tirarlo sin pudor al cadáver chamuscado de Klayton Vólkova, completamente quemado y con varias partes de su cuerpo fuera de su torso, siendo cubierto por una manta blanca y siendo rodeado por varios agentes vestidos de blanco y tomando fotos a los escombros de lo que quedaba de aquella base, suspirando mientras apretaba su mandíbula más de lo que ya estaba.

—¿¡Qué están esperando!?—preguntó en un grito al ver a sus demás hombres parados detrás de él, observándolo atentamente y dando un pequeño brinco de sorpresa ante su llamado de atención hacia ellos—¡Busquen pistas! ¡Algo que nos diga su paradero! ¡Ahora!

—¡Si, señor!

Luego de eso comenzaron a separarse en pequeños grupos por el lugar, al igual que dos de ellos intentaban persuadir a los medios de comunicación y las personas que se estaban acumulando fuera de la línea amarillas que los dividía, respondiendo con mentiras e intentando hacer que lo que estaban viendo no era mayor importancia más que un incendio accidental.

Ross caminó a varias sancadas por el terreno de tierra para adentrarse a una de las tiendas blancas que habían colgadas por la zona, ya había oscurecido y necesitaba descansar un poco para tener su mente despejada y así poder encontrar a La Sømbra.

Pero no contó con encontrarla sentada tranquilamente en una silla de la tienda.
No la notó hasta que se sentó en la punta de la cama individual, e intentó levantarse con rapidez y tomar su arma de la mesa a su lado, aunque fue en vano cuando ella la tenía entre sus manos junto con un cuchillo de mango metálico y con un pequeño botón rojo en el centro.

Krysten sonrió mostrando todos sus dientes, ahora estando limpia y con algunos rasguños sin sanar adornando su frente y labios, haciéndole una señal al hombre canoso para que hiciera silencio mientras cruzaba sus piernas y jugaba con el cuchillo, pasándolo por sus dedos y mirándolo con admiración.

—Este cuchillo es...especial, ¿Sabías que con clavarlo en una ballena y presionar el botón puedes hacer que la mitad de sus órganos exploten? No es mucho comparado por el tamaño del animal pero...¿Sabes lo que le haría a un humano?—al no verlo con ganas de responder, continuó con su relato mientras este solo podía respirar por la naríz y sudar—explota...destruye por completo los órganos y al hacerlo los expulsa desde su pecho, como una bomba...¿No es fantástico, Sr. Ross?

—¿Qué es lo que buscas? ¿Dinero? ¿Armas?

La castaña lo calló al estar a centímetros de su rostro, estando ahora sentada en sus piernas y su mano cubriendo la boca del canoso, sintiendo la respiración caliente y agitada se este chocar contra su palma.
Una de sus manos recorrió con la punta afilada del cuchillo todos los botones de la camisa blanca de Thaddeus, acariciando con tentación el botón rojo.

—¿Te enamoraste de mi para que te aliaras con mi padre, Thaddeus?

—Tendría que estar loco para estar con alguien como tú.

—¿Tan loco como para tener de compañero a una persona que estuvo con los Nazis y sus deseos de poder fueron tan grandes que mató a su esposa y crió a su hija como un arma letal para todos y fue conocido como 'El Ruso Loco'?—la pregunta irónica de la chica lo hizo quedarse sin respuesta, cosa que a ella le proporcionó una risita burlona—Esperaba más de usted, Coronel, pero creo que será mejor para ambos si voy al punto de la conversación ¿No cree?

—¿Mejor para ambos en qué sentido, Vólkova?—masculló entre dientes cuando la fémina alejó su mano y se separó de su cuerpo, viendo a través de la tela blanca de la tienda como todos se movían de un lado a otro ante las instrucciones de sus superiores.

—No me volverás a ver, pienso tomarme un descanso de ésto y tú tendrás todo el tiempo que quieras para estar con tu hija, ¿Betty, era su sobrenombre?—Ross apretó su mandíbula cuando nombró a su única hija—Elizabeth Ross, ¿No estuvo con el Dr. Bruce Banner? El mundo es demasiado pequeño.

»Lo único que debes saber, Sr. Ross...es que aunque usted crea que puedo ser demasiado peligrosa para la sociedad, lo cual es en lo único que tiene usted la razón, no significa que no vaya a estar allí cuando el mundo vuelva a necesitar de los Vengadores...cuando, algún día, mundo decida que estoy lista para mostrar mi otra cara de la moneda.

—¿Desde cuándo a usted le importa salvar a las personas y detener a traficantes de armas?—cuestionó en tono brusco logrando levantarse, paseando por la pequeña tienda de campaña.

—Desde que comprendí que los débiles pueden incluso ser más fuertes y brillantes que los demás...desde que tuve a uno de ellos en mis brazos.

»Espero tenga una buena vida, Coronel Ross. Para la próxima trate de caminar antes de correr, quizás pueda arrepentirse de lo que verá en la meta...y recuerde, que lo estaré vigilando..

Y luego de eso, desapareció en la penumbra, llevándose consigo el arma de Thaddeus como un recuerdo...

Krysten Vólkova dejó su motocicleta recientemente robada frente a una casa pequeña de Roma, luego de pasarse literalmente dos días en un auto también robado conduciendo e incluso nadando, ¿Nadando? ¡Ash! Estaba perdida y aún así logró llegar a su ...

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Krysten Vólkova dejó su motocicleta recientemente robada frente a una casa pequeña de Roma, luego de pasarse literalmente dos días en un auto también robado conduciendo e incluso nadando, ¿Nadando? ¡Ash! Estaba perdida y aún así logró llegar a su destino.

La puerta de abrió de golpe y unos pequeños pies salieron corriendo en su dirección con una enorme sonrisa en su rostro, saltando hasta enredar sus piernas en las de la chica, quien tuvo que aguantarlo y retroceder ante la inesperada muestra de afecto.

—¡Si viniste!

—Claro que vine—se colocó a la altura del niño, tomándolo del hombro—Tu madre te dijo que los cuidaría si algo le pasaba ¿No?

—No había dejado de preguntar por ti, Krys—la castaña apareció el el lumbar de la puerta con el bebé durmiendo plácidamente en su hombro, teniendo a Visión a su lado en su forma humana—El bebé es un encanto, ¿Puedo quedarmelo?

—Devuelveme a mi bebé, gracias, Wanda—le arrebató al pequeño con cuidado, acariciando sus pálidas mejillas.

Grayson abrió por primera vez sus ojos posandolos en ella, unos enormes ojos verdes esmeralda que la miraban con curiosidad mientras jugaba con sus diminutas manos; para posteriormente regalarle una sonrisa que carecía de dientes, algo que la hizo sonreír.

—¿Entonces lograste recordar quién eres?—preguntó Wanda siendo abrazada por el androide, viendo las imágenes en su mente y las cuales lograron hacerla temblar levemente.

—Gracias a estos pequeños, pues claro que sí.

—¿Eso significa que vamos a vivir contigo?—Conrad dió saltos con emoción mientras la observaba atentamente, y muy pocas veces podía verse a alguien como Krysten Vólkova cargando un niño y teniendo la idea de criarlos como sus hijos.

—Eso significa que vamos a viajar juntos a un lugar seguro.

—¿Dónde?

—Digamos que ese lugar...tiene una pantera como rey.











—Soy Krysten Vólkova...y eso es lo único que no pueden quitarme..



(Corto)

La Sømbra (Natasha Romanoff) #marvelawardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora