One

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La amistad

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La amistad.

Una linda palabra que describe la cercanía de las personas.
Y la amistad de la Viuda Negra y la Sømbra se volvió más fuerte conforme se cumplieron un mes y dos semanas de la llegada de la nueva integrante.

Natasha ya no se confundía, había aceptado que se encontraba enamorada de Krysten y trata de hacérselo saber siempre que puede, y aunque parezca que ella no lo nota, la verdad es que si lo hacía.

Krysten sabía de antemano que la pelirroja se estaba enamorando, y posible ella también lo esté haciendo.

¿Como una persona tan cruel como ella puede enamorarse? Prefería no pensar en eso, y solo por una vez dejarse llevar.

—¿Has sabido algo de Klayton?–preguntó apoyando sus brazos en la mesa, mirando al moreno frente a ella.

—Nada, mis agentes dicen que se está escondiendo–respondió observándola con su único ojo.

Asintió pensativa, recordando que su padre no era de las personas que se ocultaba para vivir...estaba planeando algo, y seguramente algo grande y peligroso.

—Sabes que vendrá por ti ¿Cierto?

—Lo sé–asintió, levantándose de la silla–y lo estaré esperando–admitió remarcando su acento ruso, saliendo por la puerta sin necesidad de voltear a ver a Fury.

Natasha iba camino hacia la habitación de la pelinegra mientras la buscaba cuando el rubio se le interpuso en su camino, metiéndola a su habitación.

La pelirroja se le quedó mirando, tratando de averiguar el porqué de su reciente acto.

Steve suspiró profundamente, cruzándose de brazos y recostándose en la puerta.

—¿Te gusta Krysten?–Natasha no pudo evitar ocultar su sorpresa, sintiendo su corazón latir más rápido.

—¿Hay algún problema?–preguntó ahora con su seño fruncido.

—No me respondiste–Steve relajó su expresión al ver el rostro de su amiga, lo que le contestó su anterior pregunta–¿Qué hay de Banner?

Nuevamente sintió la opresión de su pecho, de tan solo recordar cómo él se iba en una nave hacia el espacio, dejándola sola.
Pero ahora tenía a Krysten, y eso le importaba más.

—No se si lo recuerdas, pero el nos abandonó, Steve.

—¿Y si vuelve?

—¿Y si no?

El Capitán América bajó la mirada.
No podía meterse en la vida privada y personal de la pelirroja, eso lo sabía, pero no podía evitar preocuparse por ella.

La ojiverde se dispuso a abrir la puerta, hasta detenerse para escuchar al rubio:

—Solo no quiero que te lastime...

La Sømbra (Natasha Romanoff) #marvelawardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora