La vida de Krysten se basó en golpes, cicatrices, sangre, torturas y lágrimas. Y todo eso la transformó en quien es ahora.
El proyecto Sømbra fue creado con el mismo propósito de la KGB al crear a la viuda negra; entrenar niñas desde temprana edad p...
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Escenas hot +18
Conforme pasaban las horas Krysten comenzaba a aburrirse de tanto esperar a que sus demás compañeros de equipo llegaran de su misión.
Pero quería esperar a su pelirroja.
Tomó la libreta de debajo de la cama y sacó de un cajón de la mesita un lapicero, con el cual tachó el nombre de su última víctima, Edward Kólva.
Digamos que ella se cansa muy rápido de esperar.
La manera en que lo asesinó hace tan solo veinte minutos hizo que sus labios se curvaran en la sonrisa que todo el mundo, o los que seguían vivos, conocía de ella, la típica sonrisa de satisfacción y sadiquismo.
Recuerda la manera en como gritaba de agonía mientras ella disfrutaba ver cómo sus dedos caían al suelo cuando fueron cortados por uno de sus amados cuchillos. Recuerda cuando le apuñaló el ojo con la misma arma y mientras él se desangraba, ella lo amarraba a una cuerda y lo tiraba al fondo del río que quedaba al lado del hotel donde se hospedaba.
Guardó nuevamente las cosas y suspiró pesadamente, pensando en que hacer mientras su, oficialmente novia, volvía de la misión.
Miró a un punto indeterminado del cuarto, dejando que su mano se arrastrara por su entrepecho y bajara lentamente, quitando de paso el cierre de su vestido.
El vestido cayó al suelo, dejando que el cuerpo en ropa interior de Krysten saliera al exterior de aquellas cuatro paredes, siendo ella vista por el espejo de cuerpo completo que se hallaba frente a ella.
Sus caderas se movieron de un lado a otro, moviéndose al ritmo de la melodía que se escuchaba en el teléfono de la pelinegra, una de las canciones que amó de The Weeknd.
Sus pies descalzos dieron pequeños pasos hacia adelante, escuchando la primera parte de la canción, manteniendo una mirada seductora hacia ella misma a través del espejo, hechando la mayoría de sus hebras negras hacia un solo lado, dando un rápido movimiento delicado de su cadera en el proceso.
Sería una tarde larga.
(…)
Un tubo.
No se le ocurrió mejor manera de pasar la tarde más que colocar un tubo de poledance en medio de su habitación.
¡Un maldito tubo de stripper!
Siguió bailando lentamente, escuchado por séptima vez en el día la canción que había visto, y oído, en '50 shadows of Grey'.
Dió una vuelta alrededor de aquél tubo de metal, dejando su cabello volar por el aire producido por su movimiento.
La habitación con la tenue luz de su lámpara y con la luna alumbrando desde la ventana abierta la hacían sentir cómoda, se sentía libre.
