Nine

1.6K 181 10
                                    

La Sømbra se escondió a mitad de la pelea, intentando regresar a su estado normal y buscando con su mirada el objeto anteriormente escondido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La Sømbra se escondió a mitad de la pelea, intentando regresar a su estado normal y buscando con su mirada el objeto anteriormente escondido.

Maldito Rhodes y su traje de Máquina de Guerra.

Las extremidades le dolían, como si un camión les hubiese pasado por encima, pero eso no impidió que se levantara y trotara a tropezones.

Para Krysten Vólkova era muy difícil comprenderla debido a su modo de crianza, por lo cual siempre estaba sola, no solamente por no ser comprendida, sino porque sabía que tarde o temprano los enemigos que aún siguen con vida pagarían por todo.

Y ahora, que tenía un equipo y a personas que la podían comprender, se estaban separando.
Y sobretodo, se estaba separando de Natasha.

Tomó la mochila a tropezones, quitándose con la palma de su mano el sudor que se hallaba en su frente y tratando de regular su respiración.
Camino mientras se la abrochaba por debajo de sus pechos, suspirando a la par que cerraba sus ojos y apretaba la mandíbula.

—¿Entonces huyes?

—Ese no es tu asunto, Romanoff.

Fue dando la vuelta lentamente, mirando fría y fijamente a la pelirroja de ojos verdes frente a ella, con algunos metros de distancia que las separaban.

Natasha la miró intentando acercarse, pero con cada paso solo lograba que Krysten diera uno en reversa y estuviese a punto de presionar el botón a un lado de la correa de la mochila.

—Ve con Stark y sigue despedazando al equipo—sus palabras le dolieron a la de cabellos rojos, pero tuvo que mantener su compostura.

—Podemos escapar juntas, Krys. Ayudé a Steve y puedo ayudarte a ti—Romanoff retomó sus pasos, y esta vez Vólkova se quedó firme en su lugar, sin inmutarse y solamente manteniendo su expresión neutra.

››Porfavor.

No faltaba mucho para que Tony llegara y las interceptara, a Natasha por traicionarlos y Krysten por ser ahora el primer blanco para el gobierno estadounidense.

La pelinegra miró sus manos, donde la sangre seca tanto de ella como de sus anteriores compañeros de equipo se notaba.

—hermano, ¿Y si padre me convierte en un monstruo?

La pequeña de nueve años se abrazó a sí misma contra una esquina, repitiendo varias veces en su mente la escena donde tuvo que asesinar a una de sus compañeras de entrenamiento para satisfacer a Klayton.

Sus pequeñas manos tenían su sangre aún sin secar y no podía evitar recordar los ojos apagados y sin vida de la otra niña.
Perturbador.

Ryan sonrió con algo de tristeza, colocándose frente a su hermana menor.

—Serás mi pequeña bestia—Krysten retiró las lágrimas con sus manos, sin preocuparse si se manchaba con la sangre—Debes prometerme algo.

La Sømbra (Natasha Romanoff) #marvelawardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora