Capitulo 2

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Estuve con resaca todo el sábado. Por suerte mis tíos nunca se dieron cuenta de mi salida del viernes, ya que mis primos eran expertos en saber ocultarlo muy bien.

Era lunes en la mañana, yo seguí durmiendo, hasta que me vino a despertar mi Tía.

-Tía, por favor unos minutos más y ya estaré en pie-dije enfadada y cansada, dándome vuelta en la cama junto con las suaves sábanas.

-No, tienes que levantarte no saldré hasta que lo hagas-pronuncio cerca mio.

-Ay....esta bien... usted, ahora por favor-dije mirándola con un bufido.

Salí de mi casa despidiéndome inocentemente.

Me sorprendí al ver a Javier en su moto esperándome afuera de mi casa ¿De que me perdí?

-Hola-hable, confundida y sorprendida de verlo acá.

-Hola Guapa-dijo besando mi mejilla.

-¿Tu que haces acá?.

-Creí que no querrías caminar y bueno pues te vine a buscar-dijo, con su amplia sonrisa

-Em...esta bien, pero me gusta caminar, para la otra-dije subiéndome.

-Mentirosa-dijo riendo.

Lo abracé por la cintura y prendí un cigarro.

-Dios ¿acaso te quieres matar?-dijo.

-No pasa nada.

-Ay...se me olvido que eres chica mala-dijo.

Revolotee los ojos.

Durante el día, Javier estuvo muy cariñoso conmigo, tirando comentarios y miradas provocativas.

Esto no me agradaba, para nada.

Yo no quería nada con él.¿Como mandarlo a la mierda sutilmente? Claro como si Alba Rico supiese de sutileza.

Me encontraba hablando con Lodovica, cuando sentí unos brazos en mis hombros cariñosos; mierda.

Lodovica miró extrañada e interiormente me agobie de la situación.

Di vuelta mi cabeza hasta encontrarme con tales ojos azules, cuando vi la ilusión en su rostro, no pude más.

Esto no podía seguir así.

Tome su mano.

-Lodovica ya volvemos, tengo que hablar un minuto con Javier-dije.

-Esta bien-dijo mirándonos algo ¿sería? O quizá ¿triste?.

-Javier, yo quiero que sepas que lo que pasó el viernes ya pasó y yo no...-dije pero él me interrumpió.-Alba...tú eres una chica increíble, y lo que pasó fue raro pero lindo-dijo sonriéndome.

-Eh...lo que pasó no fue nada.

-¿Qué?-dijo, sorprendido.

-Eso, que yo no quise hacerte ilusiones, pero siendo sincera yo quiero algo con nadie, así que ¿podríamos ser amigos?-dije mirándolo.

-Amigos-dijo un tanto enojado, como asimilando lo ocurrido.

-Yo lo siento.

Y como algo habitual, me fui dejándolo sólo.

Que incomodo había sido, pero lo bueno es que me había aliviado, yo no sentía nada por él.

Llegué a mi casa.

-Alba vení para aca-dijo mi tía.

-Mirá el viernes va a haber una cena familiar acá y queremos que partícipes.

La Chica Rebelde •FalbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora