Nicolle Jennings.
• Sheffield, Reino Unido.
4/1/2013Levanté mi cabeza de la almohada de... ¿una camilla?
Llevé mi vista a mi brazo derecho. Habían agujas y con ellas un suero goteando allí. Creí haber acabado con mi vida ayer, tirándome de esa gran ventana. Pero un atrevido asistente me jaló del tiro de mi pantalón. Creo que lo despegó de su respectivo lugar.
—¿Está bien? —un enfermero se percató de que había despertado.
Luego de unos segundos analizando el pequeño espacio de la habitación, hablé.
—Estoy bien, eso creo. —suspiré con pesadez.
Y con eso, el hombre de aproximadamente treinta y tantos años salió del cuarto avisándole a los demás enfermeros y personal médico que había despertado. Mi vista estaba cansada, sentía mis ojos como pesas. Miré que en la pequeña mesa que había a mi lado y habían pastillas para dormir.
Me habían sedado.
No era ninguna una loca.
Soy Nicolle Reena Jennings.
Una mujer de veinticuatro años de edad que sufría de un trastorno alimenticio. Una mujer que nunca supo y sabrá lo que es una vida normal y próspera.
Vivía con mi novio, Luca Brown. Él era un hombre raro en mi punto de vista. Era como una roca. Duro.
Vivir con él no fue una decisión de mis padres, ni mucho menos de él. La que decidió independizarse a los veintiún años. Mis padres nuca quisieron o querrán nada malo para mí. El amor que ellos sentían era recíproco. En realidad, tomé la decisión de quedarme con Luca por... mi físico. Tenia el presentimiento de que no era capaz de encontrar a una persona que me conociera tanto como Luca. Y, si lo hacía, la confianza no sería la misma. Él era el único hombre que conocía mi cuerpo, mis costumbres... todo.
Era delgada. Sí. La gente se aprovechaba de eso y comenzaban con sus asquerosas críticas. Era a eso a lo que mi madre le temía. A que mi aceptación en esta ciudad fuera menor que cuando vivía con ella y papá. Pueda que esté mejor con Luca, pero a ella la extraño. Un montón. Extrañaba mucho a mis padres.
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Nuestro último suspiro (#1 Bilogía TMSST)
RomanceDicen que después de soltar algo y sentirse desierto por dentro, vienen momentos y personas que cambian radicalmente la forma en la que miras la vida. Dicen que esos momentos y personas pueden ser capaces de despejar cada tormento, cada mal día y ca...