Ben Clifford.
• Sheffield, Reino Unido.
1/5/2013El frío se ausentaba a medida de que iban pasando los días. El calor iba en aumento mientras que las flores tenían oportunidad de renacer. La gente ya empezaba a usar sus atuendos de verano favoritos.
La cafetería seguía igual. Igual de llena los días de semana, igual con su aroma a café, igual con los regaños del señor Canela, igual con Eddie enamorado, y así sucesivamente.
Este día, ha sido muy ajetreado —al igual que los demás—. La rutina era la misma y eso aburría. Algo o alguien nuevo tenía que venir para romper esa mala costumbre. Necesitábamos originalidad en la cotidianidad. No siempre podíamos ver y contar lo mismo.
—No tiene sentido. —farfulló, Eddie.
Fruncí el entrecejo y me acerqué a él.
—¿Qué haces, Ed? —me senté a su lado.
Estaba muy concentrado en su cancionero. Eddie ha hablado con Desmond y conmigo, acerca de una canción especial. Desde que la inició, la apodó como su «obra maestra».
—Si no vienes a ayudarme —comenzó —, puedes irte nuevamente a lo que estabas haciendo. —él nunca me miró fijamente mientras citaba las ya dichas palabras. Toda su atención estaba en aquel cuaderno. En aquellas letras.
Eddie era un caso perdido. Eddie era un soltado que, lamentablemente, había caído en el hechizo de una escurridiza bruja —que era Nicolle—. Mirando la situación de un lado positivo, valía mucho la pena, si Eddie volvía a sentir amor... A formar la familia soñada, esa que nunca tuvo.
Sonreí y volví a hablar.
—Bien —sonreí —. Piensa en algo que te guste de ella.
Y como por arte de magia, empezó a escribir. Ayudar a Eddie es como ayudar a un burro terco. Así de sencillo. Nótese mi sarcasmo.
—Sus ojos grises —comenzó a decir —, sus manos, su quebrantado cabello —me miró desorientado —. Me encanta la forma en la que camina...
Y ahí comenzó una longeva lista sobre lo que le gustaba de Nicolle.
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Nuestro último suspiro (#1 Bilogía TMSST)
RomanceDicen que después de soltar algo y sentirse desierto por dentro, vienen momentos y personas que cambian radicalmente la forma en la que miras la vida. Dicen que esos momentos y personas pueden ser capaces de despejar cada tormento, cada mal día y ca...