Eddie Dunne.
• Sheffield, Reino Unido.
3/5/2013Mis manos decidieron agarrar el encendedor como por tercera vez. Aquellos cristales se empezaban a derretir en la cuchara de metal. Agarré la aguja y con esta, succioné todo el cristal ya derretido.
—Hazlo rápido, Dunne —habló el tipo. Él era dueño del fumadero. Pero yo creo que estaba lo suficientemente drogado como para saber si era él o no —. Ya vamos a cerrar.
Rápido, inyecté todo el líquido de la aguja. Al hacerlo, cerré mis ojos con fuerza y apreté mis puños. Dolía, pero era el precio que uno tenía que pagar porque ya estaba jodido. Estaba en lo más profundo de aquel atroz mundo.
Habían cerrado el local. Lo que me obligó a salir de allí en contra mi voluntad.
Ahora me encontraba caminando solo. Me adentré al bulevar para llegar más rápido al pequeño departamento de mi novia y yo. Necesitaba procesar todo. Mi cuerpo estaba intoxicado, lo podía sentir. En cambio, cada vez me pedía más y más.
Llegué a mi departamento y con vagancia, abrí la puerta principal. Abrí la puerta y vi que todo estaba hecho un desastre. Los cojines de los muebles desechos, el florero de la mesa estaba en el suelo y la puerta de la habitación entreabierta. Me resultaba muy extraño.
—¿Kaytlyn? —mi sano juicio la llamó. Bueno, parte de lo que me quedaba.
Agarré la perilla de la puerta y la abrí por completo.
Nunca creí que abrir una puerta cerraría muchas otras llenas de historia y trayecto con una persona.
Kaytlyn estaba teniendo sexo con Daemon. El hermano de mi mejor amigo. No podía estarme pasando esto a mí.
Sentía como se me iba cada vez más lejos.
Lejos.
Lejos.
Kaytlyn...
—¡Kaytlyn, joder! —espeté en un ahogado grito.
Las diminutas gotas de sudor corrían por mi frente. De nuevo era esa pesadilla. Esa que me vivía atormentando desde hace tres largos años.
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Nuestro último suspiro (#1 Bilogía TMSST)
RomanceDicen que después de soltar algo y sentirse desierto por dentro, vienen momentos y personas que cambian radicalmente la forma en la que miras la vida. Dicen que esos momentos y personas pueden ser capaces de despejar cada tormento, cada mal día y ca...