Dicen que después de soltar algo y sentirse desierto por dentro, vienen momentos y personas que cambian radicalmente la forma en la que miras la vida. Dicen que esos momentos y personas pueden ser capaces de despejar cada tormento, cada mal día y ca...
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Eddie Dunne. • Sheffield, Reino Unido. 10/4/2013
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—Eddie. —me llamó el señor Canela.
Enseguida fuí a responder por su llamado.
—Aquí tienes la paga del mes de marzo Lamento no pagarte antes. —el señor Canela hizo un gesto.
Conté el dinero disimuladamente y eran varios billetes de veinte libras. En total me había dado trescientas libras. Empezamos la semana bien.
—Gracias, señor. —sonreí, guardando el dinero en uno de mis bolsillos.
—Es mi deber, Eddie. —me sonrió de la manera más dulce.
No podía negar que mis energías al salir de allí, fueron las más positivas de la semana. Caminaba hacia la calle que le seguía a la de mi casa. Iba a visitar a mamá después de tres largas semanas. Hablábamos diario, pero sentía que esas tres semanas se convertían en lustros.
Al caminar varias docenas de pasos más, había llegado a la casa de mi madre. Toqué la puerta y desde, dónde estaba parado, se sentía el cálido y delicioso aroma de una tarta de frambuesa. Las favoritas de Annie.
Una faceta dulce y calmada de mi madre, abrió la puerta. Me abrazó, se levantó de puntitas para besarme la frente y me invitó a sentarme en el sofá mientras ella terminaba de sacar la tarta del horno. Al pasar a la sala, me encontré con la abuela, quien estaba tratando de manipular el control remoto del televisor.
—Déjeme ayudarle con eso, abuela —sonreí levemente, quitándole el control de sus manos —. ¿Cuál canal quiere ver?
De sus labios, pude leer que susurró «el canal noventa y dos»
Puse al canal que me había dicho y me senté junto a ella. Al final, lo que ella estaba viendo no era tan aburrido. Por el canal, pasaban unos asombrosos tutoriales de como tejer sombreros de lana. La abuela siempre me ha dado diversas manualidades que ella misma hace.
