Eddie Dunne.
• Sheffield, Reino Unido.
20/4/2013Pasta, queso, salsa de tomate...
¡Demonios! ¡Se me había olvidado la carne! ¿Cómo haría una lasaña sin carne?
Buscaba desesperadamente los ingredientes para la «lasaña perfecta» que mi madre dijo que me iba a enseñar a hacer. Por último, agarré un contenedor de carne molida, y me formé en la fila.
Oh.
Hoy tendré una importantísima visita en mi casa. Señoras y señores, invité a Nicolle Jennings a mi casa. Juro que los nervios que tengo, me carcomen a medida de iban van pasando los minutos. Faltaban veinticinco minutos para las cinco de la tarde. Quedé de irla a buscar a las seis. Aunque pueda que la estupidez me gane y sea mordido por un perro antes de llegar a la cuadra que queda próximo a su casa.
—¿Después que hago? —pregunté a mi madre por centésima vez, tratando de sacarle información acerca de cómo hacer que la lasaña no se desmoronara.
La escuché decir: «primero una capa de pasta, otra de salsa de tomate, otra de carne y la última de queso. Repite el proceso hasta que te sientas satisfecho.»
Debí pensar mejor y pedir una pizza.
—Te escuché, Edward —habló mi mamá al otro lado de la línea —. Recuerda, que el corazón de una mujer se conquista por la boca.
¡Por la infidelidad de Zeus!, pensé en voz alta.
—Tiene novio, mamá. —regañé.
Giré los ojos y metí la cacerola al horno. En cuestión de minutos, el olor comenzaba a salir. Mi estómago quería quedarse. En cambio, mis pies se tenían que ir a buscar a Nicolle.
Al salir a la calle, presentí que este iba a ser un grandioso día —o resto del día—.
Mis pies iban en dirección recta. A lo lejos, pude ver la casa azul y blanco de Nicolle. También, pude divisar su jardín. Este estaba adornado con margaritas. Nicolle cuidaba muy bien de ellas. Entre flores se entienden.
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Nuestro último suspiro (#1 Bilogía TMSST)
RomanceDicen que después de soltar algo y sentirse desierto por dentro, vienen momentos y personas que cambian radicalmente la forma en la que miras la vida. Dicen que esos momentos y personas pueden ser capaces de despejar cada tormento, cada mal día y ca...