Eddie Dunne
• Sheffield, Reino Unido.
7/1/2013Y ahora que no puedo hablar.
Voy a rogarle a esos recuerdos que aparezcan.
Que, por las noches, sin dañarte te enloquezcan.
No queda nada si te vas, no queda nada si te vas.
Y ahora que no puedo hablar.
Porque hay palabras que sentaron la protesta.
Te las llevaste, no eran tuyas, eran nuestras.
No queda nada si te vas, no queda nada si te vas.
Y no regresas.
Mis dedos tocaban de una manera muy delicada las teclas del teclado musical que tenía enfrente de mí. Unas tres personas aplaudieron al terminar la canción.
—Tienes que agregar acordes nuevos a la canción, Des. —sugerí.
Mi mejor amigo me respondió con un gentil «vete al diablo»
Él no ha tenido un buen día hoy. Ava, su esposa, y él no han tenido comunicación en estos últimos días. Las cuatro paredes de su casa irradiaban silencio, decepción y tristeza.
—¿Qué le pasa a Desmond, Eddie? —preguntó el señor Canela cuando observó que poco a poco me iba acercando a él.
—Problemas de familia —pronuncié —. No le está yendo bien, señor.
Él miró al piso como si la situación que estaba viviendo Desmond de alguna manera le afectara. El señor Canela puede tener sus días de mal humor y toda la cosa, pero en el fondo, es uno de los seres humanos más sensibles que conozco. Desde que llegué a Sheffield, puedo confirmar que es el único señor que no conoce un teléfono celular.
Eso ni venía al caso. Pero me resultaba gracioso.
—Llévale esto —me dio una taza de chocolate caliente con dos galletas de chispas —. Un viejo amor me contó que el chocolate anima a las personas —me dedicó una sonrisa —. Siéntate y habla con él. Así se sentirá bien.
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Nuestro último suspiro (#1 Bilogía TMSST)
RomanceDicen que después de soltar algo y sentirse desierto por dentro, vienen momentos y personas que cambian radicalmente la forma en la que miras la vida. Dicen que esos momentos y personas pueden ser capaces de despejar cada tormento, cada mal día y ca...