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Los murmullos de los demás jóvenes no se hicieron esperar. Algunos aguantaban la risa, mientras otros miraban hacia otro lado sintiendo vergüenza ajena y un "patético" se escuchó con claridad. Las chicas y Wei WuXian llegaron justo para ver el espectáculo, Jiang Cheng también se acercó a ellos en silencio, mientras los demás estaban murmurando algo que no llegó a escuchar, pero todos se quedaron en silencio al ver la expresión de la mujer. 

Madame Jin apretó los labios en una línea casi invisible. Decir que estaba enojada era minimizar la situación, sus cejas estaban casi juntas, las fosas nasales de la mujer se dilataban y respirar le costaba un poco, auténtica furia desprendía su aura, era digna de temer. — ¿Qué es lo que llevas puesto? —No dejó que su hijo dijera algo, pues siguió gritando. — ¡Eres una vergüenza para la secta, ZiXuan! ¿Cómo te atreves a pasearte con esas ropas? ¿Acaso te volviste loco? ¡Sabes perfectamente que como heredero de la secta siempre debes estar presentable ante todos!

—Madre yo… —Trató de iniciar. Pero el grito de su madre lo hizo guardar silencio. 

— ¡Cállate! No quiero oír ni una palabra salir de tu boca. Ve a cambiarte y deja de hacer perder cara a todos. 

Antes de que ZiXuan y Madame Jin se fueran cada uno por su lado, Wei WuXian aclaró su garganta y haciendo un tono más agudo, imitando a las chicas, gritó. — ¡Madame Jin, su hijo me insultó! —El de túnicas negras se escondió entre las chicas para no ser visto por ellos. Mientras tanto las chicas ante la mirada asesina de la mujer asintieron, buscó a su sobrina con la mirada. 

Liang estaba un poco apartada de las chicas con una expresión entre divertida por el grito de Wei WuXian y seria para que su tía no sospechara nada. La mujer mayor se acercó a ella a paso lento. 

— ¿Sabes algo Liang?  —Preguntó. La joven no tenía intenciones de mentirle a su tía, por lo que fue sincera. 

—Sí tía. Algunas de mis compañeras me comentaron algo, pero no pude decirte nada porque fue un día antes de venir…  

—Luego hablaremos de eso, Liang. —Respondió la mujer aún molesta. Se giró para ver a su hijo que aún no se movía de su lugar, pues ese grito solo significaba que las cosas se pondrían peor para él. —Y tú… ¿Así es como te eduqué? ¿Qué ganas insultando a las chicas? Me das vergüenza ZiXuan. Realmente no sé en qué me equivoqué contigo, discúlpate con ellas ahora mismo.

Sin decir una palabra para defenderse de su madre, Jin ZiXuan juntó sus manos frente a su pecho y haciendo una reverencia dijo en voz medio baja. —Discúlpenme señoritas, no debí hablar mal de ustedes. —Antes de que pudiera decir algo más, vio como sus amigos imitaban su gesto antes de salir del lugar. Las chicas solo asintieron, mientras  los chicos de las demás sectas y clanes aguantaban la risa. Wei WuXian era uno de los que no podía aguantar mucho, de no ser porque las chicas lo ocultaban, se hubiera llevado un buen regaño. Se sintió satisfecho con aquella venganza. Liang por su lado, también estaba satisfecha, aunque ella de seguro se llevaría uno que otro regaño pero en privado. 

—Sal de mi vista. —Dijo Madame Jin sin voltearse a verlo. Ella regresó a su lugar junto a su esposo y la cacería terminó una hora después. Las chicas dieron las gracias a Wei WuXian por ayudarlas y se separaron antes de ser vistas con él. Liang lo saludó con una reverencia y le pidió que por favor le hiciera llegar sus saludos a YanLi, a pesar de que habían hecho un gran trabajo juntos, muy a regañadientes aceptó ser mensajero por esa vez. 

Ya una vez lejos, Wei WuXian pensaba que quizás sería bueno tener a esa niña estirada como aliada.

Pasados unos minutos los resultados de la cacería fueron publicados y la mayoría sabía cómo terminaría. Como era esperado, la secta GusuLan sacó el primer lugar, segundos los Jiang y en tercero los Jin. De entre los mejores 10, Liang quedó en el puesto número 5.

Sacrificio con aroma a lotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora