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Habían pasado varios meses desde el anuncio de la cacería. LanLing Jin era un caos, los sirvientes corrían sin cesar de aquí para allá, llevando y trayendo lo necesario para brindar las máximas comodidades a todas las sectas y clanes que participarán en ella.

En el transcurso del tiempo, el cumpleaños número diecisiete de Liang quedó eclipsado por la magnitud del evento venidero. Eso no quería decir que pasó desapercibido para su tía, quien le organizó un pequeño agasajo y le recordó que de ahora en adelante debía usar su nombre de cortesía; Shuang.
A su vez, algunos obsequios fueron llevados a su habitación, siendo más llamativos los que venían de Yunmeng. En el medio de los presentes, tres cartas resaltaban, cada una con la característica única de quien la escribió.

Liang tenía ganas de llorar. Sabía lo difícil que sería la reconstrucción de Muelle de Loto, y aún así, se habían acordado de su cumpleaños y más sorpresivamente se tomaron las molestias de enviarle regalos.
Estaba demasiado feliz. Tomó las cartas y las abrazó, susurrando un gracias al cielo, como si sus palabras pudieran llegar a los dueños de las cartas.
Abrió la primera. Obviamente sería la de Jiang YanLi. Ésta decía la más dulce de las felicitaciones que alguna vez pudo leer, lo mucho que la apreciaba, cuán orgullosa estaba de ella y lo mucho que la extrañaba.
La de Wei WuXian decía algo similar, a diferencia de que este, a pesar de la confianza, mantenía la formalidad.
Pero la más le sorprendió fue la de Jiang Cheng, quien no solo le deseaba un buen cumpleaños, si no que también le agradeció por los cuidados suministrados a su hermana y también extendía una invitación para una pequeña celebración en Yunmeng Jiang, donde los discípulos jurarán lealtad al nuevo líder y luego tendrían un banquete sólo para ellos.
También había varios inciensos, joyas y vestidos, pero ninguno de ellos calentó tanto su corazón como las cartas.

Mientras esperaba ansiosa la fecha para viajar, su primo la había atosigado con preguntas referentes a Jiang YanLi.
Desde que la guerra había finalizado y luego de que Liang fuera tan entusiasta con los detalles del comportamiento de su primo cuando habló con Jin Xia, y de que la mujer se mostrara furiosa al saber que todo su esfuerzo podría irse al demonio, tuvo una larga y amenazadora charla con su hijo, la cual significó un punto y aparte. A partir de entonces, ZiXuan se mostró más interesado en la Joven Dama de Yunmeng, ganándose el mal humor de su prima. A la joven no le gustaba nada que su cambio sea solo por qué su tía lo haya regañado. Se negó a compartir detalles con él, pero su insistencia se hacía cada vez más difícil de ignorar, por lo que terminó contándole muy poco de ella, dejándolo conforme, pero sabía que no sería suficiente.

Muchas veces la menor terminaba casi a los golpes con él, pero luego de unos días, comprendió que el interés era auténtico. En los ojos de ZiXuan comenzó a centellear un brillo de esperanza y anhelo por saber algo más.

El día pactado para el juramento llegó. Liang partiría ese mismo día, ya que viajando en su espada llegaría más rápido a Yunmeng. Cargó un cambio de ropa, unas cuantas piezas de plata y salió de LanLing Jin.

Llegó a Muelle de Loto luego de un largo rato. Se forzaba a tomar descansos, pues después de aquel episodio con los Wen, su núcleo, a pesar de no estar dañado, quedó resentido por el esfuerzo inhumano.
Ingresó en la residencia Jiang justo en el momento en que los discípulos se arrodillaban ante Jiang Cheng y le juraban lealtad.
No notaron su presencia hasta que la mayoría de los discípulos se retiraron del patio, ya que ella se acercó para dar sus felicitaciones. Al estar frente a Jiang Cheng se inclinó en una profunda reverencia.

—Felicidades Líder de Secta Jiang. La secta Jin le desea un mandato justo
próspero.

—Agradezco los buenos deseos de la Secta Jin. —Dijo devolviendo la reverencia.

Sacrificio con aroma a lotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora