14

111 12 39
                                    

Los días siguientes a la boda pasaron sin pena ni gloria. Jin Liang comenzó a cumplir con sus nuevas obligaciones y su horario de sueño también se vio afectado.

Poco a poco se iba adaptando a la nueva rutina. Algo que, de cierta forma, le recordaba a sus días en Yunmeng.
Atender a Jiang YanLi no era algo que no hubiera hecho antes, la diferencia ahora es la presencia de Jin ZiXuan cada mañana.

Y cómo todas las mañanas, Jin Liang se encarga de preparar la ropa del día para su joven dama. La peinaba y la dejaba lista en un pequeño patio donde desayunaban juntas.

Al principio Jin Liang se había negado a eso, alegando que no era lo correcto y que su tía ya la había regañado por seguir comportándose como "una adolescente inmadura sin responsabilidades". Aunque YanLi no lo veía de esa forma, insistió en mantener ese acercamiento tan íntimo que siempre tuvieron. Para ella, Liang seguía siendo su amiga y quería pasar tiempo con ella sin importar lo que los demás dijeran.

Así, los días comenzaron a sentirse más amenos.

Lo único que preocupaba a Liang, era la expresión de tristeza que su amiga tenía en el rostro. Trataba de evitarlo, pero aquellos ojos tristes la derriban por completo.
Conocía de sobra el motivo y se sentía demasiado inútil por no poder hacer nada al respecto. La mayoría de soluciones implicaba sacarla de la secta y emprender un viaje que iba en contra de todos.

Decidida a hacer algo por ella, se le ocurrió una brillante idea; prepararía una sorpresa. Tenía en mente algo, pero primero debía pedir permiso. No sería difícil que se lo dieran, además era algo que no afectaba a nadie.

Luego de hablar con sus tíos en privado y obtener su autorización, Liang tenía una tarea ahora mucho más complicada: hablar con su primo.

Lo había estado evitando un poco desde la ceremonia, si habían compartido almuerzos y a veces la cena, pero en general no se cruzaban.
No quería, pero si realmente quería sorprenderla, cedería por Jiang YanLi.

Esa misma tarde, Jin Liang se hizo presente en los aposentos de su primo.
Con la expresión más serena que pudo poner, golpeó la puerta. El chico abrió y al mirarla se cruzó de brazos.

—A-Li no está, salió con mi madre al pueblo.

—Lo sé. Quería hablar contigo, primo.

— ¿Qué necesitas?

Liang suspiró. —Quiero hacerle una sorpresa a... um... tu esposa. —La chica hizo una pausa un poco larga, Jin ZiXuan solo la miraba con una ceja levantada. —He notado que... ha estado un poco triste y quisiera construirle algo... mis tíos ya me dieron autorización pero tía Xia dijo que debía hablar contigo...

El hombre asintió levemente, relajando su expresión. —Yo también lo noté... creí que con el jardín de lotos estaría bien, pero parece que le falta algo...

Liang asintió pensativa. Luego de un momento, le contó lo que tenía pensado a ZiXuan. Él al principio estaba algo dudoso, pero luego lo pensó bien y aquella idea serviría para el futuro también, por lo que estuvo de acuerdo con la chica y juntos terminaron de ultimar detalles.

Ya con los permisos y materiales necesarios para su regalo, la joven Jin se puso a trabajar en el patio, ayudada por Jin ZiXuan y un joven discípulo que su tío puso a disposición para ella.
A pesar de la ayuda, Liang quiso hacer la mayor parte, solo necesitando su servicio para problemas puntuales.

Después de tres días de trabajo duro, estaba listo. Un hermoso columpio adornaba uno de los árboles más altos del patio cercano a la habitación de YanLi, junto al jardín de lotos.

Sacrificio con aroma a lotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora