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Apresurada, ansiosa, desesperada y demasiado angustiada, YanLi tomó el brazo de su amiga con mucha fuerza y la jaló al interior. Una vez dentro, con brazos temblorosos le entregó a su bebé.

-Cuida de él. -Le dijo con rapidez y la voz cortada, mientras comenzaba a caminar hacia la salida secándose una lágrima.

Jin Liang estaba en shock, ¿Que pretendía hacer su amiga? No iba a permitir que se fuera. Aún con el pequeño en brazos, saltó y ayudada de su energía espiritual llegó antes a la puerta, impidiendo que YanLi saliera.

-Espera, Xiaolian, ¿A dónde vas? -La menor de los Jin apenas pudo pronunciar aquellas palabras.

-Tengo que ir con A-Xian. -Respondió decidida, aunque su rostro estaba más pálido de lo normal y no dejaba de llorar. -Él me necesita ahora. Tengo que hablar con él.

-Es demasiado peligroso, no sabes dónde está... -Jin Liang buscaba cualquier defecto en su plan para evitar que se fuera. -Por favor Xiaolian, quédate...

- ¡No puedo hacerlo! -Gritó ya desesperada. Su respiración era agitada y errática, sus ojos pasaron de la tristeza al enojo y la angustia en cuestión de segundos. - ¡Es mi hermano! ¡Él me necesita! -Jiang YanLi había perdido los estribos con su amiga por primera vez. Ambas estaban sorprendidas por el rumbo de la discusión, pero YanLi ya no soportaba más. Rompió en un llanto inconsolable como en los primeros meses de embarazo. -Necesito verlo, ya no soporto más estar lejos de él... está sufriendo, al igual que yo... ¡Así que déjame ir con él!

Jin Liang estaba a punto de llorar también. A pesar de lo sucedido en menos de un día, ella aún quería protegerlo. Sus recursos para convencerla de quedarse se estaban agotando y recurrió al último de todos.

- ¿Y qué pasará con el bebé? No puedes dejar a A-Ling solo.

Lágrimas cristalinas recorrían las blancas mejillas de ambas. Liang estaba aterrada, sabía que su amiga podía ser demasiado terca y nada de lo que dijera la haría entrar en razón.
Un sonoro suspiro escapó de los labios de la mayor. Con profunda tristeza habló. -Sé que puedes cuidarlo hasta que regrese, por favor A-Liang, es la única oportunidad que tendré de verlo, mi suegro no va a perdonarlo, temo que no vuelva a verlo de nuevo...

-Pero... -A Jin Liang se le acabaron por completo las ideas para detenerla, así que recurrió a la lógica como medida desesperada. -Aunque no sabemos dónde puede estar, no llegarás a tiempo sola, déjame llevarte por lo menos.

-No. -La mayor se acercó y tocó su rostro. -Quédate con el bebé, él te necesita, cuídalo como me cuidas a mí.

Sin poder decir o hacer algo más, Jiang YanLi besó la frente de su hijo, le susurró cuánto lo amaba y salió corriendo en dirección a las afueras de LanLing con destino a donde se llevaría a cabo otra atrocidad ese día tan festivo. Jin Liang la observó a lo lejos, con el pequeño bebé dormitando en sus brazos.
La joven cayó de rodillas y suplicando a cualquier Dios que la escuchara pidió por la seguridad de su amada.

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Sacrificio con aroma a lotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora