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El sonido de la porcelana cayendo de las manos de Jin Xia fue lo único que se escuchó en el lugar, junto a los jadeos de sorpresa, pues nadie esperaba que el joven heredero Jin regresara.

Y mucho menos en esas condiciones.

La mujer salió de su trance y levantando la parte delantera inferior de su vestido, corrió al encuentro con su hijo.
Éste a su vez, a duras penas hacía una reverencia. Cuando su madre estuvo lo suficientemente cerca, el chico cayó de rodillas.

—Madre… —Susurró contra los brazos de la mujer, quien logró sostenerlo justo a tiempo mientras Jin Da Bian llegaba y Liang por detrás. —Padre…

—Aquí estamos. —Le aseguró Xia. —Liang, trae agua, por favor.

— ¿Qué sucedió? —Preguntó el líder de secta al mismo tiempo que Madame Jin le daba la orden a su sobrina.

Liang corrió a buscar un recipiente con agua, mientras el recién llegado relataba la historia. —Esos malditos Wen, nos quitaron nuestras espadas y luego nos mandaron desarmados a la montaña Muxi a buscar una cueva, donde nos atacó un monstruo. Wen Chao nos usó como carnada. —Hizo una pausa cuando su prima le entregó un pocillo con agua. ZiXuan lo bebió lentamente. —Nos enfrentamos a los Wen y los cobardes huyeron dejándonos atrapados en la cueva, el joven maestro Jiang encontró una salida… el joven Jiang... —De pronto se acordó del heredero de Muelle de Loto. —Él está aquí, padre, tenemos que regresar.

—Tranquilo hijo. —Susurró Xia.

— ¿Por qué está aquí? —Inquirió el hombre.

—El Segundo Maestro Lan  y Wei WuXian se quedaron en la cueva. Cómo Receso en las Nubes fue incendiado y QingHe está demasiado cerca de Qishan, el lugar más cercano para pedir ayuda es LanLing. Sin nuestras espadas, el viaje a Yunmeng sería aún más largo. Aparte de eso, los desgraciados Wen nos atacaron de nuevo cuando vieron que logramos salir de la cueva, apenas pudimos escapar de ellos. Habíamos decidido ir en diferentes direcciones, pero nos fue imposible. Por eso están aquí.—El joven se puso de pie, separándose de la mujer, caminando en dirección a la puerta, donde los demás discípulos Jin, Jiang Cheng y los discípulos Jiang estaban esperando. —Por favor, joven maestro Jiang, pase.

Jiang Cheng no estaba en mejores condiciones que ZiXuan. Al ingresar, hizo la reverencia correspondiente a Jin Da Bian y su esposa.

—Líder de Secta, Madame Jin. —Saludó. —Le solicito al Líder su ayuda para rescatar a mi Shixiong. Han pasado varios días desde que dejamos Qishan y en nuestras condiciones viajar a Yunmeng sería contraproducente.

Jin Da Bian estaba inseguro. Pero su esposa fue más rápida para responder. —Primero beban algo, Liang, asegurate que todos reciban agua y algo para comer. ¿Cuantos discípulos son?

—No sabemos con exactitud, Madame. Algunos perecieron en la cueva. —Jiang Cheng estaba debatiéndose si seguir hablando o no, por la reacción de espanto de la mujer.

—Está bien, hazlos pasar a todos. —Ordenó el líder Jin. —Los pertenecientes a nuestra secta pueden volver a sus habitaciones, los demás esperen aquí.

Mientras tanto Liang junto a otras chicas repartían agua y algunas frutas. No sabían como tratar a los recién llegados. Antes de que Jiang Cheng pudiera decir algo más, la joven Jin se le acercó y le extendió uno de los recipientes con el líquido, él aceptó y bebió de golpe, pidiendo más al terminar, la chica volvió a verter agua en el pocillo y se lo entregó, luego le susurró. —Tranquilo Joven Amo Jiang. —A-Cheng solo asintió.

Ella se separó del Jiang y regresó al lado de sus tíos. ZiXuan retomó la palabra. —Es seguro que los Wen irán en búsqueda de todos aquellos que lograron escapar y habrá represalias. Padre, debemos regresar pronto por ambos y prepararnos para los ataques.

Sacrificio con aroma a lotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora