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Semanas después, la normalidad en Torre Koi volvió a reinar.
Las actividades normales de las jóvenes mujeres se reanudaron. A pesar de los constantes mareos, A-Li se mantenía activa y más hermosa que nunca. Su cabello brillaba con un negro intenso deslumbrando a cualquiera, su piel tersa, apenas bronceada por el cálido clima de Yunmeng.
Su vientre apenas visible, se notaba solo para los más observadores, al igual que la diminuta energía del bebé.
Todo LanLing ya sabía las buenas nuevas y la expectativa por el heredero de la Secta Jin.

Jin Liang había tenido el tiempo suficiente para pensar las cosas en frío y poner sus emociones en su lugar. Había noches en donde se sentía abrumada y terminaba en la posada de siempre, pero poco a poco todo aquello fue disminuyendo.

La relación de Jin Liang con ZiXuan se hizo menos agresiva. Ahora podían compartir el almuerzo y en algunas ocasiones la cena. Generalmente eso pasaba cuando el Líder de Secta Jin enviaba a su hijo a asuntos oficiales que requerían al heredero de LanLing Jin y YanLi quedaba al cuidado de Liang, quien con esmero y cariño se dedicaba a las necesidades de la mayor.

Poco a poco el tiempo avanzaba y la ansiedad por conocer al bebé aumentaba todos los días.

Cómo se había hecho costumbre, el Líder de Secta Jiang llegaba para pasar unos días con su hermana. Traía consigo presentes para su hermana y su sobrino. Aprovechaba cada oportunidad que tenía para hacerle la vida imposible a Jin ZiXuan y Jin Liang disfrutaba de vez en cuando verlo enfurruñado.

Valía la pena si Jiang YanLi reflejaba felicidad en sus ojos y expresiones.

Pero no todo era felicidad, pues cada vez que el Líder de secta Jiang se marchaba, una profunda tristeza invadía Torre Koi y se debía a su joven ama, quien lloraba por la separación.

No eran las únicas veces que lloraba, a veces con solo ver las flores de loto en su jardín privado. Pasaba horas ahí, contemplando el suave movimiento de los nenúfares en el agua, y las crecientes vainas con semillas.
Otras simplemente se quedaba viendo un punto fijo y las lágrimas brotaban de aquellos orbes cristalinos.

En una ocasión, Jin Liang se atrevió a preguntarle que le sucedía. Grave error, porque su llanto empeoró y la respuesta más la petición que le hizo, destrozaron el corazón de la menor.

-Extraño a A-Xian. -Le dijo entre sollozos. -Quiero verlo, llevarle sopa de raíz de loto y contarle todo lo que ocurrió en estos meses... Él sigue siendo mi hermano... merece saber que será tío... A-Liang, tu... ¿Podrías llevarme con él una vez más?

-Yo... no lo sé... es demasiado peligroso... -Jin Liang retorcía la tela de su vestido entre sus manos, evitaba mirar a Jiang YanLi.

-Pídele ayuda a A-Cheng, no se negará... -Sugirió en un desesperado intento por convencer a la menor.

-Ese no es el problema... -La pregunta silenciosa que le hizo la mayor fue demasiado para la chica de amarillo. Liang suspiró derrotada. Con voz pausada y lo más delicado que pudo, habló. -Cariño, sabes que el Líder Jiang no sé negaría a tu pedido...

-Entonces...

-Estás embarazada... y la única forma de llegar a Yiling es volando... además... la cantidad de energía resentida puede ser perjudicial para ustedes...

A Jiang YanLi se le llenaron los ojos de lágrimas una vez más. Jin Liang se sintió demasiado culpable, pero no podía arriesgarse a hacer una promesa que no podría cumplir. Sabía que era peligroso no solo por su estado, si no por las represalias que podrían caer sobre ellos por su imprudencia.
La mayor lloró un largo tiempo abrazada a Jin Liang, hasta que Jin ZiXuan llegó, quien corrió hasta estar cerca de las mujeres y consoló a su esposa.

Sacrificio con aroma a lotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora