Las chicas no supieron a que hora fueron a acostarse. Definitivamente para ambas, aquella noche en Yunmeng fue demasiado diferente a las noches que YanLi pasó en LanLing hacía ya unos años. Obviamente no eran las mismas circunstancias, pero la libertad que ambas sintieron no se comparaba con nada. Esa noche ninguna supo a que hora habían caído dormidas así como estaban, con los vestidos que estaban usando y el calzado aún en sus pies sin llegar a manchar las sábanas de seda de la cama de la mayor.
Ambas estaban boca abajo, pues se habían tirado desde arriba y en la posición que quedaron al caer, fue la que tomaron para quedarse dormidas mientras charlaban de cosas sin sentido.
La primera en despertar fue Liang, ya que un rayo de sol se colaba por una hendidura en la ventana y le daba de lleno en la cara. Trató de ignorarla pero con cada minuto que pasaba, el sol se iba haciendo más fuerte, hasta que no soportó y se tuvo que levantar por lo menos para correr su rostro de ese lugar. Cuando intentó levantar su mano izquierda, se dio cuenta de que no podía moverla ya que A-Li tenía envuelta su mano junto a la suya, en un agarre fuerte que impedía a la menor moverse. Sonrió enternecida por la forma en la que su amiga la sostenía y no tuvo el valor para separarlas.
Con un movimiento suave, se acercó más al cuerpo de la joven Jiang y ahí se quedó, observando los finos rasgos de la chica que dormía. Las pestañas largas y pobladas, unos pómulos ni muy redondos pero tampoco delgados, sus perfectos labios de un suave color rosa, una nariz pequeña y algo respingada pero demasiado adorable, las cejas de un color negro al igual que su cabello, contrastando con el níveo tono de su piel. Liang estaba encantada con la perfección del rostro de su amiga, cada centímetro era perfecto. Batallaba internamente por no tocarlo para no despertarla, pero finalmente terminó sucumbiendo a su impulso, pasó el dorso y luego la yema de sus dedos por la mejilla descubierta sintiendo la suavidad de aquella zona. Su piel se erizó, al punto de recorrerle un cosquilleo por la espina dorsal, el que luego se alojó en su vientre bajo.
Admiró la belleza natural de A-Li por un largo tiempo, repitiendo la caricia de vez en cuando, sin ánimos de despertarla. En ese momento, una idea muy firme se plantó en su cerebro; no dejaría que nada ni nadie le hiciera daño nunca.
Esa idea solo avivó el sentimiento que tenía alojado en su corazón desde la primera vez que la vio hace ya tantos años atrás, aún no le daba un nombre o bien no lo encontraba, pero sabía con certeza que era lo más preciado que tenía.
Se perdió profundamente en sus pensamientos y en admirar a su amiga, que cuando la mayor se despertó, Liang casi se cae de la cama por el susto, cosa que no pasó ya que logró volver a su posición, evitando pasar vergüenza frente a la mayor aunque esta aún estaba medio dormida y no notó lo que había ocurrido.
Liang sonrió.
—Buenos días, Xiaolian. —Se adelantó a saludar a su amiga. La mayor sonrió por el gesto, usualmente era ella quien saludaba a todos primero, el haberlo recibido primero le llenó el corazón de ternura.
—Buenos días, A-Liang. —YanLi se apoyó en sus codos para levantarse un poco y no volver a quedarse dormida, aunque no creía que pasara, menos con la chica frente a ella ya despierta. — ¿Hace mucho que despertaste?
La más joven negó con su cabeza. —No, hace unos minutos. —Liang imitó la acción de la mayor. —Xiaolian vamos a desayunar antes de comenzar mis lecciones con Madame Yu.
A-Li asintió y ambas se levantaron de la cama, rompiendo el agarre que tenían.
Decidieron separarse, ya que Liang debía buscar algunas de sus pertenencias en la habitación que le habían designado, entre ellas su ropa y espada para el entrenamiento.
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Sacrificio con aroma a loto
FanfictionDicen que un sacrificio es algo que solo personas trastornadas y con sed de venganza llevan a cabo. Pero ese no es el caso de Jin Liang, quien lo hizo por amor, por un cariño tan puro que solo una persona provocó en ella y por quién aceptaría a la...