Capìtulo 10. *Hipócrita.

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Ya se había acabado el fin de semana y otra vez tenía que volver a la tortura llamada escuela, hasta cuándo me iba acostumbrar a este lugar?, aún sigue siendo incómodo y la gente muy fastidiosa.

Llegué a la escuela un poco cansada, ya que venía corriendo porque iba diez minutos tardes, pase corriendo por los pasillos que estaban vacíos porque todos ya estaban en clases, pasé dejando mis cosas por el casillero y empecé a correr hacia mi aula de clases.

—Empecé a tocar la puerta, me tocaba clases con el profesor Rodríguez y el era muy tranquilo así que había una posibilidad de que me dejara entrar
—La puerta se abrió dejándome ver a todos mis compañeros y profesor que me miraban de una forma extraña
—Buenos días profesor Rodríguez. —Dije cansada por haber corrido
—Que son estas horas de llegar. —Dijo mi profesor en un tono molesto.
—Lo siento, seré sincera, me dormí y no escuché la alarma. —Dije nerviosa porque ya no estaba tan segura de que me dejara entrar y no podía perder clases.
—Que sea la última vez señorita Miller. —Dijo mientras me hacía seña de que pasara.
—Gracias profesor. —Dije dándole una sonrisa amable para después entrar al aula y buscar mi asiento.

Todos me estaban viendo cómo bicho raro, acaso nunca habían visto llegar tarde a alguien?, Me senté en mi lugar y saqué mi cuaderno y libro y me integré en la clase.
—Holaaa. —Escuché que dijo alguien a mi lado.
—Giré mi cabeza suavemente para confirmar si era la persona que pensaba y si, era Andrea que estaba sentada a mi lado con una sonrisa
—La quedé viendo y después aparté la mirada, no tenía pensado hablar con ella, no después de lo que me hizo.
—Como estás Lissa.? —Dijo insistiendo.
—Decidí ignorarla, ella me hizo pasar una de las peores vergüenzas de mi vida.
Al parecer entendió que no quería hablar con ella así que borró su sonrisa y puso su vista al frente.

Llegó la hora de descanso, así que salí del salón para ir rumbo a la cafetería y en eso Andrea se pone en frente de mi, obstaculizando la pasada. Yo solo baje los hombros cansada, no quería hablar con nadie, menos con Andrea.

—Que querés? —Pregunté amargamente ya que no me dejaba pasar.
—Podemos hablar.?  —Dijo toda nerviosa.
—Ya estamos hablando. —Dije molesta, Andrea ya no me agradaba como antes, ahora solo me da lastima.
—Yo quería disculparme por haberme alejado de vos, me deje llevar por esas niñas estúpidas que se creen la gran cosa, ya no pertenezco más al grupo de Margaret, ella dice que no soy lo suficientemente bonita para estar en su grupo y entonces me dí cuenta que yo nunca debí cambiarte, para siempre serás mi amiga y siempre te voy a preferir a vos. —Dijo mientras me acomodaba el cabello detrás de la oreja.
—Entonces, amor y paz? —Preguntó emocionada
—Lo pensaré. —Dije lo más fría posible y empecé a caminar hacia la cafetería.

—Oh por Dios!!!!, Me estoy convirtiendo en Harvey. —Dije para mis adentros.

Llegué a la cafetería y había una fila un poco larga, así que me puse de detrás de un muchacho que era el último para poder pedir mi comida.

—Que maleducada sos Miller. —Dijo el jóven delante de mí
Obviamente supe quién era al instante, nadie más tenía esa voz tan sexy que me ponía nerviosa.
—Oh lo siento, no te reconocí, Como estás Harvey? —Dije siendo un manojo de nervios.
—Respiro, eso es lo que importa. —Dijo en un tono neutro mientras se giraba para quedar en frente de mi.
—Eso es lo bueno. —Dije con una sonrisa amable.
Nos quedamos viendo sin decir una palabra, de pronto todo el mundo desapareció y estábamos en un espacio en blanco, solo el y yo, eso se tan sentía bien, aunque su mirada era intimidante, me gustaba, era sexy, en realidad, todo lo que tenía que ver con el se me hacía sexy y eso estaba mal.

Todo estaba bien pero de pronto el apartó la mirada y se puso incómodo, no entendía como es que cambia tan rápido de humor, yo lo único que hice fué apartar la mirada y tratar de entenderlo.
Se quitó una sudadera que llevaba puesta, quedándose con una camiseta negra con el logo de Nirvana  y me la dió, yo le dí una mirada confusa porque en realidad no sabía porque o para que me estaba dando su sudadera.
—Pontela. —Dijo Molesto.
—Para que.? —Pregunté confusa.
—Es para que te cubras, que estás enseñando todo y aquí hay muchos idiotas que no respetan. —Dijo en un tono frío mientras apartaba la mirada.
—Todo que? —Dije entre risas porque aún no entendía, lo sé, soy medio tonta.
—El me quedó viendo fijamente a los ojos y con su dedo índice señaló mis pechos.
—Oh por Dios!! Lo siento. —Dije nerviosa y rápidamente me puse la sudadera, tenía un olor divino.
Quiere decir que el me estaba viendo los pechos?, Vaya vaya, Harvey no es tan inocente como un día lo pensé

MetamorfosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora