*Capítulo 20 *Lágrimas.

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~Harvey Dubois.

Mi mamá había empeorado desde ya hace un mes, el cáncer ya estaba regado por todo su cuerpo, ella ya no podía ni levantarse de la cama, todas las noches la escuchaba llorar del dolor porque ya ningún medicamento le llegaba. Le dieron de alta porque según los doctores ya no había nada más que hacer con ella; día de por medio venía un doctor a revisarla que todo estuviera en orden.

Yo había tomado la decisión de quedarme aquí en la casa con ella, había hablado con el director del instituto para que me mandarán las clases por correo para evitar perder el año, mi mamá me decía que no era necesario que yo me quedara todo el día en la casa y que podríamos contratar a una enfermera, pero yo no acepté, quería pasar todo el tiempo posible con ella.

Hoy mi mamá estaba tan tranquila, hoy era uno de esos pocos días en el cual no tenía dolor ni se estaba quejando, hoy andaba con mucha energía. Me había pedido que pasáramos una tarde de madre e hijo, me dijo que quería ver películas y después escuchar música y eso me hacía tan feliz, esos planes tan sencillos me hacían tan feliz porque sabía que mi mamá estaba haciendo un gran esfuerzo para hacer esas actividades que aunque suenen tan simples a ella les costaban bastante.

Estaba sentando al lado de mi mamá, tenía su mano entrelazada con la mía, su respiración era lenta y pesada, quería que este momento fuese eterno, quería quedarme ahí con mi mamá para siempre, quería que su mano nunca me soltara.
—Harvey. —Dijo mi mamá en un tono suave.
—Dime. —Dije cambiándome de posición.
—Estoy muy orgullosa de vos. -Dijo en un sollozo. —No hay nada que me haga más feliz que verte a vos feliz. —Dijo para después romper en llanto.
—Yo me quedé en silencio por un momento, empecé a sentir una presión en el pecho y las manos me empezaron a sudar, estaba nervioso, era primera vez que mi mamá me decía algo así, por alguna razón sentía esto como una despedida y eso me estaba matando. —Te amo mamá. —Dije finalmente interrumpiendo mis pensamientos.
Nos habíamos quedado acostados en la cama de mi mamá, ella tenía en una de sus manos mi osito de peluche y con la otra me tenía agarrada la mano.
—Recuerdo perfectamente cuando me di cuenta que estaba embarazada de vos. —Dijo de pronto. —Fue uno de los mejores días de mi vida, te amé desde el primer día que supe que estabas dentro de mi. También recuerdo el día que veniste al mundo, fue un 20 de febrero del 2003, ese definitivamente es mi día favorito. —Dijo con sus ojos llenos de lágrimas.
—Yo simplemente la escuchaba, ya que el nudo que estaba en mi garganta no me permitía hablar.
—Eras tan indefenso, tan frágil, necesitabas de mi en todo momento, querías estar conmigo siempre, no te gustaba que nadie más te cargara, desde bebé no te agrada la gente. —Sonrió. —Y ahora mírate, ya sos todo un hombre, fuerte, que ya no necesita que mamá lo cuide. —Dijo apretando aún más mi mano.
Ella estaba completamente equivocada, aún seguía siendo frágil, aún quería estar con ella en todo momento, aún la necesito, necesito que ella se quede aquí conmigo, aún sigo siendo ese niño llorón de hace 18 años.
—Tenes un corazón tan grande. —Dijo adueñándose de mi atención. —Después de todo el daño que te hice, después que te dejé en otras manos, vos estás aquí cuidando de mí, de la persona que dañó toda tu infancia. —Dijo entre sollozos. —Solo quiero que sepas que me arrepiento y que daría todo para retroceder el tiempo y evitar todo lo que pasó, solo te pido que me perdones, y que me prometas que te vas a cuidar y que te vas a portar bien, solos necesito eso. —Dijo acariciando mi mejia.
—Mamá ya hemos hablado de esto, todos hacemos cosas equivocadas y todos merecemos una segunda oportunidad, y yo, yo te la dí mamá, y prometo que estaré bien, vos también me tenés que prometer que te pondrás bien para que vayas conmigo a mi graduación. —Dije para después depositar un beso en su frente.

Estábamos viendo una película, de hecho era la película favorita de mi mamá, era "El diario de Noa.", La película iba por la mitad cuando me percaté que ya había caído la noche, tomé mi celular para mirar la hora y noté que habían tres mensajes de Lissa, no puedo negar que mi corazón se aceleró como un loco, quería contestarle y decirle que la extrañaba bastante, pero no tenía el valor de verme con ella, era muy probable que ella preguntara por la situación de mi mamá y aún me costaba hablar de eso y estaba seguro que rompería en llanto frente a ella y eso sería vergonzoso, pero tampoco sabía cómo hacerle saber que la extraño y sobre todo la necesito, y decirle que mi mamá siempre pregunta por ella, nunca fui una persona cursi o que se expresara bien.

MetamorfosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora