1 Dogo Argentium

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-Se mía o arde como la bruja sucia que eres – hundió su nariz en mi hombro y olfateo mi cabello – eres una bruja muy mala

-¡agh! ¡Nauseam! –Escupí al suelo llena de repulsión- Prefiero la muerte antes que enredarme con un viejo depravado como usted.

-¿segura? Jolie también jugo a ser valiente, pero al final no dejaba llorar y suplicar piedad – sembró en mis manos la cabeza cercenada de aquella pequeña jovencita, instintivamente la deje caer al suelo – ¡MALDITO! ¡ERA SOLO UNA NIÑA!- El recuerdo de la señora Camila buscando a su hija por las calles me vino a la mente.

- Pero a ti... oh, a ti no podría hacerte daño. –Dijo al besarme la frente- Espero que mañana estés de mejor humor, amor mío.

-Tch – gire la cabeza y levante el mentón para disfrazar el miedo con desprecio.

Cerró la puerta y me quede a oscuras. Así trascurrió el tiempo hasta que la luna salió del rango de los barrotes de la ventana, me quede dormida por lo que pareció apenas un instante cuando me despertó el tipo que cuidaba mi celda.

- todo tu cuerpo me excita... No puedo aguantar más... ahora veo por qué mi hermanito esta tan obsesionado contigo –  su lengua subía por mis muslos.

-¡NO ME TOQUES! –enterré mi rodilla en su boca para quitármelo de encima.

-¡PUTA ENGREIDA! – la bestia me respondió el golpe con dos bofetadas en la cara. Se levantó y me pateo en el vientre, vi destellos seguidos de un dolor estruendoso, me dijo ''quédate quieta'' mientras se desabrochada ansiosamente el cinturón.
Me había dejado tan desorientada que apenas y podía distinguir mi sombra.

-No puedo desvirgarte, si lo hago Slader se enfadara...– <<lamento decepcionarlos...>> El hombre me reventó el vestido, revelando mis pechos y comenzó a asfixiarme.- pero hay otras formas de divertirnos- mientras se frotaba contra mí

Reuní las pocas fuerzas que me quedaban, jalé al hombre por el cuello de su camisa y use mi otra mano para enterrar mi uña en su cara, presione hasta deslizarme dentro de su cuenca.
Su sangre brotó y bajo por mi antebrazo.

-¡AAAAAAAAAAAAAH! ¡MI OJO! ¡MI OJO!– el hombre se retorcía de dolor –tome la piedra del suelo y la elevé en el aire

-¿PERO QUE ESTAS HACIENDO, ESMERALDA? –entro Slader gritando

-¡ALEJESE DE MI! !ALEJESE O LO MATO!

- No te atreverías...

No lo pensé dos veces, lance la piedra a directo a su cara y este cayó de sentón.

-¡HERMANO, AYUDAME! –Exclamo el tuerto, cubriéndose la herida con una mano.
Aproveché la oportunidad y le arrebate las llaves a Slader para encerrarlos en el calabozo.

- ¡disfruten su estancia, CERDOS!-  Salí corriendo por el pasillo y me escabullí entre las bancas.

Había dos tipos estorbando en la entrada. Vestían con batas blancas y collares llamativos típicos de los fanáticos de las murallas; los escuché hablar de mí y en algún punto de su conversación se preguntaban si Slader me compartiría con ellos, mientras un tercero les decía que a mí me tomaría como su concubina.

-Lance una botella hacia el lado opuesto de la capilla, se reventó de inmediato llamando la atención de los tipos quienes corrieron en dirección al ruido mientras mientras yo escapaba sigilosamente por la ventana.

Caí en un pozo y sentí materia viscosa deslizarse entre los dedos de mis pies –mierda, que olor tan mas asqueroso...-  la sangre se me helo al enterarme sobre lo que había caído.

Beso a discreciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora