16 Hotel Eiffel

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-Athena, no te alejes demasiado. Este lugar es peligroso – nos asignamos en parejas para buscar niños en situaciones vulnerables.

Nos adentramos a un viejo edificio, uno amargamente familiar. Los recuerdos de mi madre invadieron mi mente. ¿Por qué será que las peores memorias son las más persistentes?

-¿todo bien? – Ella notó mi incomodidad y me tomó de la mano – Si quieres yo puedo...

-De ninguna manera – dije firmemente y creí que me soltaría  pero ella entrelazo sus dedos con los míos. Si tan solo supiera como me hizo sentir.

-Bienvenidos, jóvenes ¿A quién les puedo ofrecer?

<< ¿Ofrecer? Como si se tratara de mercancía >>

- Venimos en nombre de su alteza la Reina Historia. Estamos buscando niños huérfanos o enfermos.

-Eeeh... pues adelante ¿supongo? -Respondió el proxeneta – Si cambian de opi...

– ¿Sería tan amable de facilitarnos la ubicación de los menores? - Athena le interrumpió.

-Los niños más grandes suelen agruparse en el pasillo del segundo edificio, pero los infantes suelen estar en las habitaciones con sus madres.

Sin decir más recorrimos el lugar. Los sonidos que venían de las habitaciones me estaban exasperando y las manos comenzaron a sudarme.

-Levi, desde que llegamos estas muy tenso  ¿Qué te pasa? 

- Este lugar... odio este lugar y todos los de su clase.

-Ella poso sus manos sobre mis hombros regresando a mi la tranquilidad- ¿Qué tal si yo voy por cada puerta y tú me cuidas desde aquí?

Excedí a la propuesta y la observé entrar y salir de las habitaciones. Reunió a un grupo de cuatro niños y los llevaba de la mano en fila india.

-pero yo no quiero dejar a mi mami solita.

- Ya no llores, amor. Prometo que buscaremos la manera de que se vean seguido.

Caminamos a la salida y una mujer me pesco por el brazo .

-Caballero... por favor espere –  llevaba puesto un blusón desgastado y el cabello desaliñado, parecía estar muy enferma y la imagen de mi madre me vino a la mente una vez más.

- llévese a mi niño, lléveselo muy lejos de aquí – la mujer me extendió una canasta – su nombre es Xavi, está dentando y se pone un poquito necio– La mujer intentaba ser fuerte pero le gano el llanto - ...Sé un buen niño, mi amor... Tu mami te adora.

-podríamos arreglar un permiso especial para que lo visite en el orfana...

- ya no me queda tiempo- Entendí lo que quería decir.

- lo siento...

-Me basta con que mi Xavi tenga una mejor vida... Váyanse ahora, antes de que me arrepienta – la mujer nos corrió a empujones y nos cerró la puerta en la cara.

EL ambiente era melancólico. Los niños sollozaban por sus madres y temblaban de miedo.

La tristeza se acumulaba en mi garganta y me sentí aun peor al llegar al frente de cierta casa.

La tristeza se acumulaba en mi garganta y me sentí aun peor al llegar al frente de cierta casa

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Beso a discreciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora