31 La belleza de su sonrisa

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Desempolvar los estantes, lavar los baños, barrer y trapear todos los pasillos, asistir en la cocina... Sasha y yo por fin habíamos terminado con nuestras asignaciones del día y disfrutábamos de un merecido descanso a la sombra del roble cuando distinguimos a Jean quien caminaba en nuestra dirección y por el semblante de su cara no venia con buenas noticias 

— Hey Connie, los veo muy cómodos pero lamento decirles el Capitán aún no termina con ustedes.

— Por favor, por favor que no se la... —dijimos Sasha y yo al unísono.

Sip. Lavandería.

— Ese maldito enano —bufé por debajo.

Sasha se puso de pie y sacudió su delantal —Ese hombre se pone cada vez más exigente desde que lo mandaron a freír espárragos.

Pff ¿Exigente? Amargado, diría yo y más que nunca. Ya tiene casi un mes así. —Es la verdad, el Capitán Ackerman nunca fue una persona alegre o carismática, pero seguramente todo el cuartel general estaría de acuerdo conmigo al decir que esta nueva actitud que adopto es más que insoportable. Ni siquiera se apiada de los nuevos reclutas, apenas se asoma la aurora de la mañana, les impone su absurda rutina de ejercicio, la cual solo Mikasa puede terminar sin morir en el intento. —Mas nos vale a todos que  haga las paces con la señorita Athena, de lo contrario esto se convertirá en un auténtico infierno.

—Primero tendría que encontrarla y eso lo veo complicado —Respondió Jean— Por cierto ¿A qué hora piensas ver a Lily?

— ¡MIERDA! ¡LO OLVIDE! ¡NO ME ALCANZARA EL TIEM...

Mi buen amigo se cruzó de brazos, se recargo en el tronco y suspiro para decirme que él me cubriría, no sin antes recordarme que con esta ya serian dos la que le debo... En realidad serian tres pero no pienso recordárselo.

— ¿Seguro? No quisiera dejarte todo a ti solo.

—Claro que quieres, idiota y lárgate de una vez, antes de que me arrepienta.

Corrí hacia las duchas y después de quitarme el hedor. Cambie mi atuendo por algo más limpio y presentable.

Tuve tiempo suficiente para pasar a comprar un ramo de margaritas y llegar antes que Lily a la fuente de Rose. Lugar en donde nos habíamos visto por primera vez.

Recuerdo bien aquella tarde, fue espectacular.
Ella estaba sentada a la orilla de la fuente, lanzaba semillas de girasol a las aves para divertirse y yo no podía quitarle los ojos de encima. Cuando ella se dio cuenta de que la estaba mirando, me sonrió y me ofreció un puñado de semillas para hacerle compañía.

Nuestra charla se fue dando de una manera tan suave y natural que me hizo olvidar por completo los nervios acumulados en mi garganta que por momentos me hacían desafinar la voz de la manera más vergonzosa posible.

Nos divertimos por horas hasta que cayó el atardecer y reuní el valor para llevarla a su casa pero no sin antes pedirle que me dejara verla una vez más.

—Lo siento, se me hizo un poco tarde —La dulzura de su voz se manifestó y dio un toquecito justo detrás de mi hombro. Di la media vuelta y me encontré nuevamente con los ojitos marrones más lindos y brillantes de Paradis.

—Valió la espera— le ofrecí mi brazo y juntos caminamos hacia los Jardines del Museo Filadelfia

— ¿Listo para nuestra primera cita? —Ella me obsequio la belleza de su sonrisa y de inmediato entendí que esta sería la mejor primera cita en el mundo entero.

Se que es un capitulo corto para el tiempo que he tardado en actualizar....Estoy hasta el cuello de responsabilidades  T_T 

Espero que este capitulo haya sido de su agrado ♥ 
les agradezco mucho por obsequiarme un poquito de su tiempo y leer esta historia que con tanto cariño imagino y redacto para ustedes ♥

xoxo ♥


Beso a discreciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora