❤️ Capítulo 3: Londres ❤️

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Había un vez cuatro niños llamados Peter, Susan, Edmundo y Lucy que según se cuenta en un libro llamado "El león, la bruja y el ropero" habían corrido una extraordinaria aventura. Tras abrir la puerta de un ropero mágico habían ido a parar a un mundo muy distinto del nuestro, y en aquel mundo  se habían convertido en Reyes y Reinas de un lugar llamando Narnia.

Mientras que estuvieron allí les pareció que reinaban durante muchos años; pero cuando regresaron resultó ser que no había transcurrido ni un minuto. Esa aventura jamás se la contaron a nadie salvó a un adulto muy sabio.

 Esa aventura jamás se la contaron a nadie salvó a un adulto muy sabio

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(...)

El tiempo paso con rapidez porque es cruel y no perdona a ningún ser viviente.

Los cuatro hermanos aún recordaban con cariño sus aventuras en Narnia, tenían fé de volver algún día. Deseaban crees que Aslan serio misericordioso para permitirles volver a ese mundo que era muy especiales para ellos.

Susan Pevensi se encontraba leyendo una revista en un puesto, aunque realmente no estaba prestando atención a su contenido. Ella solamente pensaba en que tal vez, era hora de dejar Narnia atrás y aceptar su vida en Londres porque lo más probable era que jamás regresarán a ese lugar mágico.

Los seres humanos no pueden escapar de sus problemas. Debíamos aceptar el juego de la vida con sus perfectas injusticias.

— Hola — Un chico junto a ella de lentes saludo sin obtener respuesta de la castaña que solamente trataba de leer — Te he visto, siempre estás sola — Otra vez no hubo respuesta — Estudio en el internado de al lado

— Me gusta la soledad — Comento ella sin apartar la vista rezando porque el joven entendiera y ser marchara

— A mí también me gusta la soledad, podemos estar solos juntos — Susan se quedó en silencio mientras se preguntaba si el joven se estaba haciendo el idiota — ¿Cuál es tu nombre?

Lucy salió corriendo con su respectivo equipaje de la estación subterránea de tren para buscar a su hermana mayor para que está la ayudará, cruzo la calle sin cuidado ocasionando que el conductor parara de golpes.

— ¡Oye ten más cuidado pequeña! — Reprendió el chófer mientras la niña se sonrojaba debido a la vergüenza

— Lo siento señor — Siguió corriendo hasta terminar de cruzar la calle

— Finis — mintió la castaña descaradamente a su acompañante

— ¡Susan! — Grito su hermana menor causando que ella por inercia volteara

La chica solamente se encontró dándose una bofetada mental por voltear en ese momento después de darle al chico un nombre falso, que vergüenza tan grande era aquello. ¿Este es el castigo que Dios le imponía por decir mentiras? Ya no podría salvar la situación, era una mentirosa ante los ojos del desconocido. Su vergüenza desapareció cuando su hermana llegó en frente de ella casi sin aliento alentandole.

Narnia: La sirvienta [Caspian y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora