Capítulo 42.

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El silencio irrumpió en la sala, el joven de cabello oscuro empezo a bajar las escaleras sin importarle los pedazos de hielo rotos que pisaba con sus botas, guardo su espada en la vaina que descansaba sobre su cadera, se acerco hasta el joven meztiso de cabello dorado que recordaba el oro. Los ojos de Thomas eran similares a los de una Aguila, el chico sentía un fuerte dolor en su brazos pero prefirio ignorar aquella sensación fisica debdio a que el ardor punsante en su vieja cicatriz era superior.

En ese momento recordo una frase que dijo su padre.


- "Siempre se ha dicho que el tiempo cura todas las heridas. No estoy de acuerdo, las heridas permanecen con el tiempo, la mente las recuerda, el tiempo puede cubirla con piel pero en la mente el dolor siempre estara presente."


Cuando el Segundo Rey se coloco en cunclillas frente a Thomas descubrio que estaba bañado en su propio sudor, sus garras estaban sobre sus antebrazos, probablemente estaban incrustandose en su musculos, en consecuencia su camisa de color blano se encontraba manchada de sangre. 


— Te estas lastimando. — La voz de Edmund era suave, pero con ligeras mezclas de autoridad, acerco su mano derecha hasta las manos de su amigo y las aparto con cuidado.


Los ojos ambarinos del chico observaron sus propias manos, sus garras junto a sus dedos estaban estaban manchados con su propia sangre. Un suave suspiro escapo de sus labios delgados, el joven mestizo no esperaba llegar a este punto de autolesionarse sin darse cuenta, sus cejas estaban arrujadas al igual que su nariz debido a la frustración.


— Gracias Edmund. — Los ojos de Thomas demostraban su sinceridad.

— Debemos curarte esas heridas, es mejor irnos.


El joven mestizo asintio con la cabeza.

Sus ojos fueron cerrados mientras se concentraba en escuchar su respiración para calmar su agitada respiración. Se volvío conciente de sus propio ser, bajo la mirada del Segundo monarca empezo a cambiar su aspecto guardando en su interrior sus rasgos narnianos para volver a una apariencia más humana, cuando abrio sus ojos en sus labios se encontraba una suave sonrisa, no obstante, su tez era cada vez más palida, cuando intento levantarse su cuerpo se tambaleo generando que Edmund intentara sujetarlo por los hombros.


— ¿¡Estas bien!? — Cuestiono en voz alta, ignorando los pasos que escuchaba cerca de la entrada. — ¡¿Thomas!?

— Me encuentro bien, cambiar la naturaleza de mi cuerpo es agotador fisícamente y mentalmente... Pero esa incomodidad me permite dejar de esconderme de las cosas dificiles. — Sus palabras causaron sorpresa en el menor, quien pensanba que estaba diciendo semejante tontería por la perdida de sangre. 

— ¿Puedes caminar? — La pregunta de Edmund causo que el joven tomara el tiempo suficiente para autoevaluar  su propia condicción.


El dolor de su costado se volvio más intenso, palpitaba al igual que sus dos brazos además de eso el cambio generaba agotamiento fisico sobre su persona y sentía sus extremidades inferriores debiles. Sus ojos ambarinos con tranquilidad observaron al menor repleto de preocuación, en respuesta nego con la cabeza, el joven castaño estaba apunto de abrir sus labios para decirle lo que deberian de hacer pero la voz de su hermana menor llamo su atención.


— ¿¡Qué paso aqui?! — Cuestiono mientras sus ojos miraban la habitación con horror.

— Preguntale a Caspian. — Dijo el mayor de los Pevensive con un tono de voz despectivo, en respuesta el joven se levanto alejandose de su amada.

— ¿Qué acabas de decir? — Su tono de voz estaba repleto de autoridad

— ¿¡Creen que es momento de pelear!? — La voz de Edmund estaba repleta de enfado causando que sus hermanos junto al Principe de los Telmarinos giraran hasta ellos. — Despues pueden continuar su discusiones pero Thomas y ________ necesitan ayuda en estos momentos

Narnia: La sirvienta [Caspian y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora