━ Capítulo 12

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|Resaca y confesiones|

𝙲𝙰𝚂𝚂𝙸𝙴

Abrí los ojos notando cómo un fuerte dolor de cabeza empezó a expandirse por todo mi cráneo. Me incorporé en la cama con un gruñido y miré a mi alrededor dándome cuenta de que estaba en mi habitación. Masajeé mis sienes intentando recordar qué pasó la noche anterior, pero estaba demasiado atontada y adormecida como para hacer ese gran esfuerzo.

   Me levanté de la cama y fui hacia el baño tambaleándome. Levanté la mirada y me observé en el espejo. Tenía unas pintas horribles; el pelo enmarañado, ojeras bastante notables, y sobre todo la boca muy seca. Me acerqué al grifo del lavabo y bebí agua desde ahí, me moría de sed y no me molesté en agarrar ningún vaso.

    Debía hacer algo con mi aspecto y, sin pensármelo dos veces, me desnudé y me metí en la ducha. Necesitaba despejarme, lavarme y renovarme. Lo cual costaría, pero no sería imposible.

   Me quedé largos minutos sumergida debajo del agua, notando cómo esta recorría mi piel y me abrazaba haciéndome quedar más tiempo en la ducha. Cuando estuve lista, me envolví con una toalla y me peiné el pelo intentando que no quedaran más nudos de los que ya tenía. Caminé de vuelta a mi habitación y me encerré allí para cambiarme de ropa.

   Me vestí con una camiseta holgada de color gris con rayas blancas y un pantalón corto de lycra negra. Agarré mi teléfono móvil y fui a la cocina para desayunar. Me dolía la cabeza a rabiar, pero también me moría de hambre.

   Me asomé a la puerta del salón y vi a Thomas hablando con alguien por teléfono. Decidí no interrumpir y seguí con mi objetivo de buscar algo para comer. Me preparé unas tostadas acompañadas de un café largo. Como dije, tenía hambre. Pero a la vez, mi estómago aborrecía todo lo que le estaba dando y me pregunté una vez más qué pasó en la fiesta como para haber acabado en ese estado. Recordaba haber hablado con Thomas en el cobertizo y hacer las paces con él, recordaba haber estado con mis amigos y probar una bebida que Debby me preparó... Y recordaba haber tomado tres más. A partir de ahí, todo estaba borroso.

   —Por fin te despiertas, marquesita —dijo Thomas entrando a la cocina.

   —¿Qué hora es? —pregunté con cierto fastidio en la voz.

   —Las doce y media de la mañana.

   —Me encuentro fatal —dije llevándome una mano a la cabeza—. ¿Qué pasó anoche?

   —¿No te acuerdas?

   —Solo de... fragmentos —contesté frunciendo el ceño concentrada—. No lo sé, lo último que recuerdo es beber algo que me gustó mucho.

   —Vaya que si te gustó... —susurró.

   —¿Qué?

   —Nada —dijo negando con la cabeza—. Digo que te emborrachaste, y mucho.

   —¿Mucho? —repetí atónita.

   —Sí, tuve que llevarte de vuelta a casa y prácticamente no te sostenías en pie.

   —Oh, mierda... —maldije empezando a imaginar cientos de escenas embarazosas—. Dime que no hice mucho el ridículo.

𝐍𝐎𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆 ➢ Thomas Brodie-SangsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora