━ Capítulo 13

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|Blue Suede Shoes|

𝙲𝙰𝚂𝚂𝙸𝙴

—Thomas —dije entrando al salón—, acabo de hablar con Debby por teléfono. Dice que mañana vendrá a recoger el coche.

   —Vale —dijo sin apartar la mirada de su guitarra.

   Había pasado un día desde que Thomas me contó lo de su padre, y que ese era el motivo por el que se volvió un adicto a las drogas. Aquellas sustancias que le ofrecían consuelo cuando nadie más lo hacía.

   Ya llevaba dos días limpio, tuvimos que empezar la cuenta de nuevo después de que confesara que cuando me alejé de él, volvió a colocarse. Como dijo la noche de la fiesta, si no lo hizo anteriormente, fue por mí. Y entonces lo entendí todo. Thomas necesitaba mi ayuda, mi presencia... Necesitaba pasar tiempo con alguien que fuera capaz de distraerle.

   —Vamos a hacer algo —propuse acercándome a él.

   —Explícate —dijo alzando la mirada.

   —Es el último día que vamos a tener un coche a nuestra disposición, ¿no? Pues vayamos a algún sitio.

   —¿A cuál?

   —No lo sé, Thomas —dije poniendo los ojos en blanco—. Eres tú el que vive aquí.

   Thomas sonrió y se tomó unos segundos para pensar.

    —Ya sé dónde podemos ir —dijo levantándose del sofá.

   —¿Ah sí? —dije contenta—. ¿A dónde?

   —Ya lo verás —respondió agarrando las llaves del coche de Debby. Metió su teléfono en el bolsillo de su pantalón y abrió la puerta del apartamento—. ¿Vamos?

   —Sí —dije siguiéndole escaleras abajo. Salimos del edificio y nos metimos en el vehículo blanco.

   —¿No vas a decirme dónde está ese sitio o qué es? —pregunté poniéndome el cinturón.

   —Puedo decirte que es uno de mis lugares preferidos —dijo arrancando el coche—. Y también que comeremos allí.

   —¿Entonces es un restaurante?

   —Algo así.

   —¿Y cómo piensas pagar la comida? Porque no has cogido dinero —dije entrecerrando los ojos.

   —No había pensado en eso.

   Bajó la mirada hacia mi regazo y fijó la vista en el pequeño bolso que llevaba a casi todas partes.

   —Muy listo, ¿vas a hacer que pague yo la comida de ambos?

   —Tus padres están forrados, suficiente hago con conducir hasta allí.

   —Vale —acepté al final. Sí que era cierto que mis padres me dejaron dinero para que me lo gastara en Portland y no me faltara de nada en mi estancia, y que hasta el momento, no lo había usado—. ¿Y qué vamos a comer?

𝐍𝐎𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆 ➢ Thomas Brodie-SangsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora