𝐍𝐎𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆 ➢ Thomas Brodie-Sangster

━ Capítulo 19

|Cumpliendo objetivos|

𝙲𝙰𝚂𝚂𝙸𝙴

Estaba ordenando el salón del apartamento con música de fondo un jueves por la mañana. Ese día, tenía pensado salir con Thomas nada más acabar de comer. Dijo que quería llevarme a uno de sus lugares favoritos, y como de costumbre, no me dijo dónde estaba o qué era.

   —Cass —me llamó desde la entrada.

   —Dime —dije caminando hacia allí, cuando lo vi vestido y dispuesto a salir por la puerta, me asusté ligeramente. Hacía tiempo que Thomas no salía de casa si no era conmigo o para dar un paseo. La última vez que se fue solo, acabó colocándose con sus "amigos"—. ¿A dónde vas?

   —Ya... En cuanto a eso... —dijo con un suspiro—. He de irme, puede que consiga un trabajo pronto.

   —¿En serio? —dije sorprendida—. Eso es genial.

   —Sí, lo es, sí —dijo asintiendo ligeramente.

   —No pareces muy emocionado —dije con una sonrisa algo incómoda.

   —No quiero hacerme ilusiones, eso es todo —dijo encogiéndose de hombros.

   —No seas pesimista —reproché frunciendo el ceño—. Vete, ya me dirás qué tal ha ido.

   —Vale —dijo antes de salir por la puerta de casa.

   Seguí con mi tarea, deseando que Thomas consiguiera un trabajo por fin. Si lo hacía, Dylan podría cambiar de opinión respecto a su comportamiento. Y tal vez, solo tal vez, nos dejaría estar juntos.

   Acabé de dejar bien el salón, y un cuarto de hora después, la puerta de casa se abrió. Me parecía pronto para que fuese Thomas, acababa de irse, prácticamente. Y Dylan no volvía hasta dentro de unas horas. Salí a la entrada y suspiré cuando vi el rostro familiar de mi hermano.

   —¿Qué haces aquí? —pregunté recuperando la calma.

   —Yo también me alegro de verte, Cassie —dijo entrando al salón—. Me han dado el día libre, ahora tengo unas horas para poder ir al centro comercial a comprar.

   —¿A comprar? ¿Qué hace falta comprar?

   —Calzoncillos, para un servidor —dijo con una sonrisa.

   —Oh, vale —asentí—. Entonces..., ¿te vas otra vez?

   —Sí... Y comeré con unos amigos que hace tiempo que no veo, así que puede que me entretenga entre comprar la ropa interior y parar en un restaurante con ellos.

   —Vale, tranquilo, yo... —empecé a decir intentando disimular mi agobio—. No sé lo que haré, pero pensaré en algo.

   —Perdón, Cassie. Sé que debo hacer más cosas contigo...

   —No, no —le interrumpí—. Tranquilo, estoy bien, me lo paso bien.

   —Eh... Vale —dijo extrañado por mi actitud. Dejó las llaves de su coche encima de la mesa del salón y se dispuso a volver a la entrada.

   —¿No te llevas el coche?

   —No, iré a pie —dijo girándose para mirarme—. Dejaré las llaves en casa y rezaré para no perderlas de nuevo, la última vez que no las llevé encima, acabé haciendo una maldita copia porque no era capaz de recordar dónde las había metido.

   —Qué cosas —dije riendo falsamente.

   —Bueno, me voy —dijo antes de darme un beso en la frente—. Te quiero.