𝐒𝐡𝐨𝐭𝐨 𝐓𝐨𝐝𝐨𝐫𝐨𝐤𝐢

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Nota; Hubo alguien que me pidió este tipo de Shot, pero, perdí el comentario, y con todas las notificaciones que recibo, como que ya es imposible encontrarlo... Así que, si lees esto, manifiéstate :')

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-¡Saldré con Tsuyu y Momo!, ¡nos vemos luego madre!-se despidió __________________, dándole un abrazo a su progenitora.

-Está bien..., ve.-contestó ella con una dulce sonrisa, y después, siguió tejiendo la manta de su hija.

La chica, al salir de casa, recogió la cola de su quitón, y comenzó a bajar entre saltos alegres por la colina en la que vivían. Al fondo estaban sus amigas, esperándola y saludando con entusiasmo.

La antigua grecia... Dioses, semidioses, héroes mitológicos, una época llena de historias fascinantes y fantásticas... Dirigidas la mayoría de ellas por el gran dios del Olimpo, Natsuo, el dios del rayo, quién veía a cada humano desde su trono, y vigilaba al resto de sus hermanos. No obstante, al igual que había un dios en la vida, también había otro posicionado en la muerte.

Shoto, su hermano más cercano y quién era igual de fuerte que él. Era el dios del inframundo, del tártaro.

-¡Has tardado mucho!-exclamó Ochako, _________________ solo rió y la empujó entre jugueteos.

Y Natsuo, le tenía gran cariño a Shoto a pesar de sus atrocidades y traiciones pasadas. Con lo cual, aquello significaba, que seguiría cumpliendo los favores que él le pediría. Uno de ellos, sería el permiso de arrebatar a su hija, _________________, quién era conocida por ser tan hermosa como la primavera, tan cálida como el verano, con rasgos tan característicos como el otoño, y un aura y mirada tan fresca y viva como el invierno. Shoto la quería, quería reinar el inframundo junto a ella, y Natsuo sería su gran ayuda.

-¿Qué queréis hacer?-preguntó Momo.

-¡Es época de lirios!, vayamos a coger algunos, quedarían perfectos en una corona de flores.-fantaseó Uraraka.

-¡Estoy de acuerdo!-afirmó __________________- ¡Quién llegue última a la orilla del río su amor platónico no le hará caso!

Las tres comenzaron a correr como locas, como si aquello fuera un reto del cual la condición de la derrota fuera totalmente verdadera.

Una vez que llegaron, la fragancia de aquellas flored invadieron sus fosas nasales. Respiraron aire puro, fresco, como si fuera una colonia de calidad. Daban ganas de tumbarse en el suelo y oler cada una ellas durante todo el día. Se miraron mutuamente, y sonrieron.

Comenzaron a repartirse por aquella colorida zona para coger dichas flores. Momo comenzó a tararear una de sus inventadas melodías, Uraraka jugaba con las abejas que se encontraban en las flores, y _______________ cogía concentrada los lirios más bellos.

Paró para oler uno de ellos, cerró los ojos con gusto y disfrutó de tal placer. No obstante, una mala sensación recorrió su cuerpo. Su piel se erizó de repente, sin saber la razón.

Y de golpe, la tierra se abrió en dos, y ella cayó sin siquiera poder escapar, en la grieta abierta. Sus dos amigas intentaron ir a rescatarla, gritaron su nombre con desesperación, incluso hicieron el amago de meterse también en la grieta, pero ya era demasiado tarde. La tierra se la había tragado, y lo único que quedó de ella, fueron los lirios que había recogido con amor.

вokυ no нιro ▪ᴏɴᴇ-sʜᴏᴛs▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora