𝐈𝐳𝐮𝐤𝐮 𝐌𝐢𝐝𝐨𝐫𝐢𝐲𝐚 II

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Nota; Quizás sea la continuación del Shot de "Hermanastros"...

Más vale tarde que nunca, muac.

•••

__________________ daba vueltas en su habitación, nerviosa, a punto de hacer un agujero por seguir las mismas pisadas todo el tiempo. Se mordía las uñas, y su ansiedad no hacía más que crecer cuando la escena de hace unos minutos se plasmaba de nuevo en su mente.

Había pasado algo que no estaba permitido, pero que podía ocurrir.

Se había atrevido a besar a su hermanastro.

No en la mejilla, ni si quiera en la frente mandíbula; directamente en los labios y sin siquiera avisar.

Lo había dejado descolocado.

Y ahora ella, quería desintegrarse por completo y desaparecer por el universo.

Sin embargo, su bello se erizó al escuchar los rápidos pasos de Midoriya, su hermanastro, subiendo las escaleras con euforia. Necesitaba verla, a pesar de estar casi llorando por los nervios e histeria, tenía la exigencia de verla.

De hablar con ella.

De preguntarle qué narices había sido lo que acababa de ocurrir.

______________ saltó de su sitio cuando la puerta fue golpeada con suavidad. A pesar de que el chico temblaba por todas partes, y lo colmaba una impaciencia increíble, luchaba por mostrar una imagen tranquila, calmada.

Lo último que quería era alterarla aún más.

Porque, si no fuera por la etiqueta de "Hermanastros", la situación sería mucho menos estridente.

—No..., vete...—susurró ella, temblorosa y caminando lentamente hacia la pared. Hasta que su espalda chocó contra esta.

—______________...—susurró Izuku, apoyando la frente en la puerta—. D-déjame entrar, por favor...

—No...—volvió a hablar, mordiéndose el labio—. Yo..., lo de antes..., lo siento...—sus manos se apretaban contra su pecho fuertemente—. No debería haber pasado, fue un error.

Y por alguna razón, el corazón del chico se estrujó como una esponja. ¿Un error?

Desearía cometerlo de nuevo.

—____________...—insistió, posando ambas manos en el marco—. Si m-me dejas entrar, quizás...

—Izuku, no —y un nudo como una casa se instaló en la garganta de la chica, quién se tapó la boca después de haber negado con tanta redundancia.

Midoriya quedó con la boca entreabierta, apenado, lastimado por todas partes, con una vista cansada y casi con una mueca de sollozo en los labios. Arrugó la nariz y se alejó poco a poco de la puerta.

—Bien, lo entiendo...—soltó por último, antes de comenzar a caminar por el pasillo, directo a las escaleras, para finalmente; dejarla sola.

La (H/C) se deslizó por la pared hasta quedar sentada en el sueño. Abrazó sus rodillas, hundiendo la cara en estas, y dejó escapar aquel ardor que llevaba aguantando en el pecho desde que el chico había tocado la puerta.

вokυ no нιro ▪ᴏɴᴇ-sʜᴏᴛs▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora