𝐀𝐢𝐳𝐚𝐰𝐚 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐚

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Nota; Qué suerte tienen algunos.

•••

Todo comenzó cuando aquel maldito hombre se mudó al lado de _________________.

"Quién es ese."

"¿Es nuevo?"

"¿La pareja se ha mudado y ha venido este bombón a cambio?"

"¿Está soltero?"

"¿Vive solo con..., su gato?

Aquello es lo que se preguntaba la chica las primeras semanas de conocerlo. Siempre lo observaba por la ventana, sin atreverse a salir para saludarlo o darle la buena bienvenida al barrio. Simplemente, no.

Hasta que, gracias a la vida, toparon a la vez para ir a recoger el correo a su buzón. Eran de aquellos compartidos, ya que sus verjas, que eran las de madera de casi dos metros, eran también las mismas. Justo en ese día, cruzaron miradas por primera vez.

Y fue en aquel mismo día, que ________________ se sintió caer ante sus pies. Le bastó verlo con aquella camiseta de tirantes, sudado de haber estado entrenando horas, y un medio recogido en aquel sedoso pelo. Fue una imagen tan perfecta y reveladora de su atractivo, que resultó ser demasiado para ella.

Y cayó como pelota al hoyo en sus encantos.

Hoy en día, después de 4 meses, aquella chica se encontraba cada día siendo la espía personal del chico. Solo sabía pocas cosas de él, la mayoría por haberlas estado descubriendo a partir de espionajes desde sus cristaleras; Se llamaba Aizawa, era héroe profesional y profesor, estaba cerca de los 30, soltero, y sin mucha vida social. Solo venía un rubio gritón algunos fines de semana.

Pero bueno, aquel día, _______________ se encontraba bebiendo café. Era justamente domingo, y no tenía nada que hacer. Su trabajo, que era diseñadora de logos para agencias de héroes, estaba prácticamente hecho para el próximo día. No tenía nada más. Así que, se limitó a observar desde la cristalera de su habitación.

Aizawa regaba las flores de su jardín después de haberlas podado. Lo tenía bastante bien cuidado, demasiado para vivir solo. Su corazón solo brincaba al verlo fruncir el ceño cuando se encontraba una babosa comiendo de su pequeño árbol de tomates.

Todas sus expresiones la tenían en Babia. Le encanta la forma en que se recogía el cabello, en la que entrenaba, ya que allí era donde pasaba las horas haciendo ejercicio..., en la que cuidaba cada cosa que tenía ahí fuera, en como arrugaba la nariz cuando el perro del otro vecino se cagaba cerca de su valla.

Simplemente; perfecto.

Suspiró tontamente, no podía apartar la vista, aquel hombre era adictivo. Hasta que lo vio darse la vuelta, y se escondió en la pared de inmediato. Vigiló, asomando los ojos por una esquina. Bien, no la había pillado, solo caminó por el patio hasta llegar a la puerta trasera. Detrás de él iba su gato, caminando con gracia. Aizawa abrió la puerta, hizo pasar primero al animal, y luego fue él.

Volvió a suspirar.

Hasta era caballeroso con los animales.

(•••)

Escuchó la puerta del vecino abrir y cerrarse. Rápidamente le dio pausa a su película, y se arrastró por el suelo hasta llegar a las ventanas de la cocina, que daban directamente con la casa de aquel chico. Observó a través de la valla de madera, entre sus huecos.

вokυ no нιro ▪ᴏɴᴇ-sʜᴏᴛs▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora