𝐃𝐞𝐧𝐤𝐢 𝐊𝐚𝐦𝐢𝐧𝐚𝐫𝐢

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Nota; En este Shoot hay lemon, si no te gusta, solo sáltalo ;u;

•••

—¿Y no podemos ir otro día?—se quejó el rubio siendo arrastrado por su novia.

—No.—espetó ella con tono de madre—. El verano está a la vuelta de la esquina, nuestros bañadores están desgastados y no tendremos más días libres como este para poder ir a comprar unos.

—Pero si yo no necesitoooo...—alargó como niño pequeño.

—Denki.—paró su paso y se volteó—. Tu maldito bañador se lo han comido hasta las ratas de lo viejo que es.—el chico se quedó callado, y para no darle la razón, miró hacia otro lado e hinchó las mejillas—. En fin.—rodó los ojos—. Igualmente solo será un momento.

—Eso fue lo que me dijiste la última vez y por poco acabamos viendo hasta la tienda de arañas del sexto piso.—refunfuño—. QUIÉN ENTRA EN ESAS TIENDAS, DIME.

—Yo.

—Con tal de contradecirme...—susurró y se mordió el puño.

Entraron al ascensor, ella siguió escuchando las quejas de su pareja. Era como aguantar a un niño de 5 años, ojalá hubiera un parque de bolas para chicos de 20. Todo sería más fácil, sobretodo para _________________.

Llegaron frente a la tienda de bañadores, a este punto ya no lo tuvo que seguir arrastrando. Solo le golpeó la espalda para que tuviera una figura recta, y le obligó a comportarse ante aquel sitio público.

—A este paso se van a pensar que he sido madre con 14 años.—dijo ella entre dientes.

—I isti pisi si vin I pinsir qui hi sidi midri cin 14 iñis.—refunfuñó por lo bajo.

La chica paró, y se volteó lentamente. Seis demonios se posaron sobre sus hombros, y sus ojos mostraron el fuego de los infiernos de cada uno.

—Qué has dicho.

Denki apretó el culo.

—Que te amo con todo mi ser, mi amor.

—Mmh.—asintió y siguió caminando.

Por los pelos.

(•••)

Tomó otro bañador, y lo posó frente a él. Se acercó al chico y pegó la prenda a su cintura, viendo tallaje, color y comodidad.

—Tampoco necesito un bañador que deje babeando hasta a los peces.—resopló el chico, observando cómo su novia tomaba, observaba y dejaba cada bañador de la sección de chicos.

—Calla.—ordenó dejando otro.

—Sí señora.

Se puso la mano en el pulgar, y cogió otro bañador. Este era de un amarillo pastel, decorado con pequeños dibujos de Kiwis partidos por la mitad. El elástico era perfecto, y la costura se adhería como dedal al cuerpo del chico. Bastó imaginárselo desnudo para comprobarlo. Sonrió satisfecha de su búsqueda, y dejó el bañador entre los brazos del rubio.

вokυ no нιro ▪ᴏɴᴇ-sʜᴏᴛs▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora