Capítulo 10

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Desde ese día, que estuvimos en la reserva, he cumplido con lo que prometí, ya va un mes en el que no tomo, y no huyo, al menos eso intento. Algunas veces me encontraba con Marcelo, pero ambos nos ignoramos, pero podía sentir su mirada de odio hacia mi, no tomaba nada de alcohol en esos días, asique estaba haciéndole frente a la situación, de a poco, sin abrumarme. Pablo y Lautaro están mejor que nunca, hacen una linda pareja hasta me dan envidia -de la buena-, ya quisiera yo encontrar a alguien tan atento como lo es Lautaro con Pablo, son muy tiernos los dos, aunque a veces me dan diabetes. Ludmi volvió a irse del país, no aguanto tanto tiempo que se fue a Italia, ojalá si pudiera irme yo también, pero mi trabajo no me lo permite hasta el año que viene. Ayude a Mariana con algunas cosas de la boda, está muy ansiosa porque llegue ese día, -aunque todos estamos igual- porque es la primera en casarse de la familia, y quiere que todo salga perfecto. Jazmín tiene casi cuatro meses y cada vez es más linda, me tiene súper enamorada, siempre le estoy comprando algo nuevo, hasta le regale varios pijamas de cuerpo entero de animalitos, se ve tan tierna y linda cuando se los pone, va a ser una rompe corazones cuando sea grande, se lo dije a Julia y ella se enojó, porque no quiere que nadie se acerque a su hija, pobre de mi hermosa sobrina lo que le espera cuando sea grande y su madre sea más celosa que ahora.

Incentive a Eva a salir con Marcos, se que le gusta aunque ella lo niegue, y Marcos parece interesado en conocerla, así que estuve planeando varias veces para que se encontraran, en las mayoría de las veces mis planes se concretaban en otras no, pero yo no pierdo la fe en que ambos vayan a ser pareja.

Algunos emails amenazandome aparecían en mi bandeja de entrada, pero los ignore a todos, sin duda era una estupidez prestarle atención y preocuparme por nada, todo estaba bien y así va a ser por un largo tiempo, al igual que el auto negro, Eva aún no se ah dado cuenta y mejor que sea así, porque de lo contrario se volvería paranoica, y no quiero que eso pase.

-Ann, Lautaro quiere que vayas a su oficina. -Mira a Amelia y asiento, salgo de mi oficina y voy hacia la de Lautaro.

-Hola, ¿qué necesitas? -Me siento en la silla que está al frente de su escritorio y él me ve con un mueca.

-Un favor grande Ann, eso necesito.

-¿Debo preocuparme?

-No, bueno tal vez sí.

-Sólo dilo, no me pongas nerviosa.

-La madre de Marcelo vendrá este fin de semana, y quiere conocerte.

-¿Qué? -Mis nervios se hacen presente y destruyen mi estómago sin tregua.

No, no puedo ir. Seguro sabe que mate a su nieto, y querrá levantar cargos en mi contra, y está en su derecho pero... No quiero ir a prisión, tengo muchas cosas por hacer todavía, soy muy joven para ir prisión, no, no quiero ir.

-¿Ann estás bien? Te has puesto pálida de repente.

-Son los nervios, -me mira preocupado y yo aprieto mis manos.

-Mejor toma agua, -se levanta y me tiende una vaso.

-Gracias, -me tiembla el pulso y tomo el agua de un solo trago.

-Ann tranquilízate, no es como si fueras a conocer a la madre de tu pareja, y tengas que fingir que te cae bien.

Claro que no, pero estoy a punto de conocer a la abuela de Dylan, el niño precioso que accidentalmente mate.

-Lo sé, es sólo que... Nunca conocí a la madre de un escritor, digo... Es raro ¿no? Porque nunca me pasó esto. -Presiono mis manos una vez más, e incluso me clavo las uñas de los nervios.

-Es que quedó encantada con tu edición, y a escuchado cosas muy buenas de ti.

-¿Marcelo le hablo de mi? -lo miro sin entender y él niega.

-Fui yo la que habló con ella, y le dije de tu excelente trabajo con las ediciones. Ann eres una genia en tu trabajo, y creo que mereces este reconocimiento frente a la madre de Marcelo.

-¿Vendrás conmigo? -pregunto con ilusión, pero su respuesta es negativa.

-Voy a cumplir un mes con Pablo este fin de semana, así que no podré acompañarlos.

-Esta bien, -no, claro que no está bien. Yo sola frente a Marcelo y su madre, estoy segura de que me van a destrozar viva, Marcelo va a matarme con sus palabras y su actitud conmigo, voy a estar perdida, esa noche seguro voy a perder toda mi seguridad, la que he levantado durante este mes que paso, voy a ver los muros romperse frente a mi.

-Perfecto entonces, pasarán por ti a las ocho y media. Ponte algo elegante, la madre de Marcelo es una mujer elegante pero de buen corazón.

-Esta bien, espero con ansias este fin de semana.

-Te lo mereces Ann.

Sí, seguro. Quiero llorar por mi desgracia, mi perfecto mes de tranquilidad y armonía ha terminado. No quiero que llegue el fin de semana, no quiero ver a nadie este fin de semana. ¿Y si finjo que estoy enferma? Eva puede hacerme una receta falsa, no, no puede hacerlo sino tiene un sello, además la podrían echar y es lo que menos quiero, que la echen por mi culpa, además es enfermera no doctora. Podría decir que Hércules murió, pero no, porque puede ver al perro y va a descubrir que le mentí, ¿mi sobrino se enfermo y tengo que cuidarlo? No, tampoco.

Entro a mi oficina y empiezo a dar vueltas en busca de alguna excusa estúpida para no ir, pero todas las que pienso tienen solución.

-Vamos Ann, no puede ser tan difícil. Sólo es la madre de Marcelo, la abuela de Dylan. Alguien que puede joderte la existencia en menos de un minuto, no debe ser tan malo pasar dos horas escuchando y viendo como te destrozan, después puedo armarme de nuevo y salir huyendo como siempre, total no cuesta nada. -Mierda estoy muy nerviosa, mis nervios me destruyen el estómago, mi corazón va a salirse de mi pecho, no puedo dejar mis manos quietas un segundo.

-¿Qué te ocurre? -miro a Pablo y quiero llorar.

-La madre de Marcelo quiere conocerme.

-Eso es... Interesante e impactante. -Dice sorprendido y yo niego.

-Lo es, pero ¿sabe que accidentalmente yo mate a su nieto? -murmuró y el abre sushis con sorpresa.

-¿¡Qué!? -grita y yo le tapo la boca.

-Fue un accidente, quise salvarlo de un auto pero no pude, también tuve el aborto. Perdí a los dos. -Empiezo a llorar y él me abraza con fuerza.

-Fue un accidente Ann, tuviste una buena intención. -Me consuela pero yo niego.

-Pero no pude salvarlo, su cabeza golpeó contra...

-Sh tranquila, todo esta bien Ann.

-Claro que no lo está, estoy segura de que este fin de semana voy a terminar en prisión por un accidente que yo provoque.

-Claro que tu no provocaste nada, no sabias lo que iba a pasar, nadie lo sabía Ann. -Me da un beso en la frente mientras me sigue abrazando.

Segunda Oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora