Capítulo 13

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-Dime Ann, ¿tienes novio? -miro a Alma y niego.

-No, no tengo novio. -Me rió incómoda, si tan solo supiera que estuve a punto de ser su cuñada.

-¿Cómo es posible? Siendo tan linda y sin tener novio, estoy segura de que algún pretendiente debes tener.

-No, no tengo ningún pretendiente señora.

-¿Y qué te parece mi hijo? Él está soltero.

Mierda, esto es incómodo. ¿Cuando termina esto? Me quiero ir ahora, me incomodan sus preguntas.

-Mamá, no. -Escucho hablar a Marcelo, y por la forma de decir esas dos palabras, no le está gustando para nada lo que está haciendo su madre.

-Es tiempo de que busques a una buena mujer, tu ex esposa lo único bueno que hizo fue dar a luz a mi hermoso nieto Dylan. -Me tenso al escuchar eso, y miro a Marcelo quien tiene una mirada triste.

-Su hijo es lindo, pero no es mi tipo. -Digo tratando de que el ambiente incómodo se vaya, miro hacia la pared por unos segundos, hasta que miró a Esteban, y por su forma de verme se ha dado cuenta de la situación y yo niego.

-Tal vez le gusten las mujeres, debe ser por eso que no tiene novio. -Voy a matar a Esteban por decir eso.

-No, no me gustan las mujeres. Es sólo que me gusta estar así, soltera.

-Ya vuelvo, -miramos a Marcelo irse de la casa y quedamos en un silencio incómodo.

-Mamá no debiste mencionar a Dylan, sabes que es un tema muy sensible para Marcelo y que todavía no se recupera de su depresión.

-Él no puede vivir así toda su vida, tiene que superarlo.

-Mamá es muy reciente lo que pasó, sólo necesita tiempo.

Esto es mi culpa, quisiera poder decirles, que todo lo que sufren es por mi culpa, yo fui la que causó la muerte de Dylan. Fue un accidente que no pude evitar. Tengo que irme de aquí, quiero hablar con Marcelo pero no tengo idea de a dónde pudo haber ido.

-Siento mucho que hayan tenido que presenciar esta situación. Mi nieto falleció hace unos meses atrás y mi hijo no se encuentra bien, fue muy difícil para él volver a esta casa, donde vio crecer a su hijo sus primeros dos años de vida.

-Lo entiendo, es muy difícil la situación. -Me rasco la nuca incómoda.

-Señora la cena ya está lista. -Ella se levanta al igual que Alma.

-Vayamos a la mesa, donde podremos seguir hablando. -Me levanto y la sigo hacia el comedor, Esteban me detiene antes de entrar.

-¿Qué tienes que ver con Dylan y Marcelo? -miro hacia donde esta Alma, y que ya entró al comedor.

-Mañana te lo explicaré todo, ahora vayamos al comedor. -Susurro y entramos al comedor.

-¿De qué hablaron? -nos pregunta Alma al sentarnos.

-Le pregunté cómo se encuentra Eva, ya que no la veo desde hace tiempo. -Le responde con rapidez, lo cual es bueno porque yo no sabría que decirle, soy pésima mintiendo y se me nota al instante.

-Eva es mi mejor amiga, es con quien estoy viviendo. -Aclaro para que no piense nada raro, parece que es muy celosa Alma, pobre de Esteban me da un poco de lastima por tener que aguantarla, porque a él no le gustan las chicas excesivamente celosas.

Traen la comida, y empezamos a cenar con tranquilidad, aunque las preguntas siguen por partes de ambas y me incomoda, porque no me gusta hablar de mi, es más nunca me gusto y me pone nerviosa porque puedo responder cualquier cosa, y no estaría bueno que eso pasara, menos delante de la madre de Marcelo. Aunque Esteban hace un pequeño esfuerzo en ayudarme con las preguntas, pero ellas lo callan diciendo que yo tengo que responder, y con pocas ganas respondo. Lo único bueno de estas preguntas, es qué puedo conocer más sobre la familia Quertz. Se que odian por completo a Vanessa por lo que le hizo a Marcelo, al parecer la muy zorra lo engañó con su primo después de casarse, obviamente que primero tuvieron a Dylan, utilizó a su propio hijo para casarse con Marcelo y así tener dinero fácil, una interesada de primera, no le basto con lo que hizo actualmente busca a Marcelo, Alma la amenazó pero de nada sirvió porque ella lo sigue haciendo. Me recuerda a Cristian, esos deberían estar juntos, estoy segura de que se llevarían de maravilla.

Alma fue adoptada cuando tenía diez años, con Marcelo no tienen una buena relación, y eso me hizo entender porque él me había dicho que es hijo único, su padre murió de leucemia, hace unos años atrás, un golpe fuerte para la señora Quertz porque eran pareja de hace cuarenta y cinco años, parecido a mis padres.

-¿Quieres café Ann? -me pregunta Alma cuando terminamos de comer.

-No gracias, tengo que volver a casa, es muy tarde.

-Quédate a dormir, Marcelo todavía no ha vuelto y nuestro chofer está de vacaciones. -Me ofrece la señora Quertz.

-No, no quiero incomodar. Además puedo tomar un taxi.

-No incomodas para nada, quédate a dormir y mañana te vas temprano. -Vuelve a insistir y acepto.

-Esta bien, mañana a primera hora me iré a casa.

-Perfecto, Sofía prepara una habitación más. -La chica asiente y se va. Pobre, me debe estar odiando por hacerla trabajar más.

-Entonces Ann, eres la menor de siete hermanos. ¿Qué se siente tener tantos hermanos? -Y aquí vamos de nuevo con las preguntas.

-Se siente... Bien porque cada uno tiene su personalidad, y nos complementamos muy bien. Aunque a veces son sofocantes, están encima de mi constantemente y es como... Quiero mi espacio, necesito aire y déjenme respirar por favor.

-Que lindo, están muy unidos ustedes. Me gustaría ser así con Marcelo, pero él parece odiarme cada vez que opino en algo.

-No digas eso Alma, Marcelo a veces es imposible y no te odia, es sólo que a veces no sabe cómo expresarse. -Le aprieta la mano con cariño.

-Somos muchos los que no sabemos expresarnos. Mis hermanos y yo tampoco sabemos hacer eso, nuestra forma de decir las cosas a veces suenan mal, y a causa de eso hemos peleado varias veces, y no sólo con nosotros sino también con los de afuera.

-¿Tus padres cómo hacían cuando peleaban?

-Nos retaban y castigaban sacándonos las cosas que más utilizamos, los celulares, la computadora y en mi caso algunos libros. Pero después de un mes o dos, nos devuelven las cosas y así no peleábamos por un buen tiempo, mis padres sí que sabían castigarnos. -Me rió de tan sólo recordarlo.

-Como no hice eso con mis hijos, ellos peleaban todo el tiempo, no había un minuto en el cual no pelearan. -Niega mirando a Alma.

-Siempre empezaba Marcelo, y decía que yo había empezado, casi siempre recibía castigos por su culpa. Aún recuerdo cuando mato el pez de mamá, lo había sacado de la pecera por unos minutos y se fue, cuando mamá volvió me echó la culpa a mi y me castigaron.

-Ese pez me lo había regalado mi marido, porque siempre le pedí que me regalara uno, no llegue tenerlo una semana que mataron al pez, luego de eso no quise tener más peces.

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