Capítulo 11

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Al llegar a casa, veo a Eva estudiando o al menos eso parece porque tiene el celular en las manos y no los apuntes que están en la mesa.

-No sabía que estudiabas así, -me siento a su lado y me mira.

-Estoy hablando con mis padres, hace tiempo que no hablamos.

-¿Cómo están? -Prendo la tele y busco una película en Netflix.

-Están bien, renegando con mi hermana.

-¿Qué hizo tu hermana?

-Al parecer tomó la tarjeta de mamá y sacó un préstamo de doscientos mil pesos.

-¿Para qué quiere tanto dinero? Si vive con tus padres desde que se separó de su novio el feo.

-Ann, -me pega en el hombro y la miro.

-¿Qué? Es verdad, pobre chico.

-Si, es feo. Pero es una buena persona, al menos eso parecía.

-Además de feo e infiel. -Me rió y ella vuelve a golpearme.

La hermana mayor de Eva -Valentina-, encontró a su novio con otra chica en la cama donde ellos dormían. Una situación incómoda y horrible, estuvo llorando semanas por él y él seguía como si nada, como si no se hubiese separado de su novia. No entiendo como hacen esas personas, las que actúan como si no pasara nada, "sólo fue una ruptura y ya", sin duda yo estaría llorando y preguntándome el porqué, el porqué lo hizo, si todo estaba bien. Pero no puedo opinar de algo que no me paso, y nunca me va a pasar porque voy a vivir soltera toda mi vida.

-Si, pero no entiendo lo del dinero.

-Yo tampoco. Cambiando de tema, ¿hay algo para comer?

-No, no hice la comida. Pero... Por esta vez podemos pedir algo. -Me mira insegura y yo asiento feliz.

-Si, ahora pido hamburguesas. -Me levanto del sillón y voy a mi habitación a pedir hamburguesas.

Al entrar veo a Hércules con un vestido, Hércules está rompiendo UN VESTIDO.

-¡Hércules deja ese vestido ahora! -Me mira y lo deja para venir a saltarme. -No estoy para juegos, maldición. Rompiste mi vestido y encima uno rojo, estoy enojada así que deja de saltarme. -Lo levanto y está roto en la parte del busto y en la falda.

-¿Qué hizo? -Ella ve el vestido y se ríe. -Ann este año es en el que más vestidos rotos tienes. -Se ríe y yo la miro mal.

-No te rías, me encantaba este vestido. -Lloriqueo.

-Jodete, nadie te manda a dejar la ropa tirada y más sabiendo como es Hércules que rompe todo. Todavía no has comprado los dos jarrones que rompió, -se cruza de brazos y yo me rasco la nuca.

-Me olvidé. -Miro hacia el vestidor, que está todo desordenado.

-Lo note, para esta semana los quiero.

-Esta bien, los comprare por mercado libre. Aunque lo podes elegir vos y yo los pago.

-Bien, mañana los elijo.

-Tengo algo que decirte. -Suspiro molesta, -debería colgarte Hércules.

-Esto no te hubiese pasado si fueses más ordenada.

-Lo sé, pero no va a pasar eso. En los pocos años que convivimos juntas, no he sido ordenada y...

-Y no quiero escucharte más, jodete por boluda.

-Acá, justo acá. -Tocó mi corazón de forma dramática, -en mi órgano palpitoso. -La veo que se ríe y yo niego.

-Bueno, no importa. Ahora decime.

-¿Qué cosa?

-Lo que querías decirme, boluda.

-Ah cierto. -Me acuesto en mi cama y miro el techo. -Me van a matar este fin de semana. Y por matar me refiero a que la madre de Marcelo quiere conocerme.

-¿Qué? ¿Por qué quiere conocerte?

-Le gusto la edición que le hice al libro de Marcelo, además de que Lautaro le hablo de mi.

-Estás jodida.

-Sí, lo sé. Lo peor de todo es que no puedo faltar, y estoy segura de que me van a destruir y más si sabe lo que pasó con Dylan.

-Ann fue un accidente.

-Lo sé, pero paso Eva. -Siento que me pegan en la cara. -Mierda mi nariz Eva.

-No me importa tu nariz, -me vuelve a pegar con la almohada y yo me cubro. -¿Por qué tenés que hacer esto? Siempre estás lamentándote por lo que pasó.

-¿Cómo no me voy a lamentar? Si lo perdí todo.

-No, no lo perdiste todo. Maldición Ann, estás viva. ¿Es qué no aprendes más verdad?

-No, y deja de pegarme. -Lo deja de hacer y me agarra de los hombros.

-Escucha lo que te voy a decir Amanda estúpida Márquez, y te lo voy a decir una sola vez. Estás viva y tenés que reparar el daño que hiciste de forma inconsciente, no sabías lo que iba a pasar ese día, así que deja de culparte. Esta es tu oportunidad para aclarar las cosas con ese estúpido, tu guste o no vas a ir, yo misma te voy a llevar.

-Ellos me vienen a buscar, -le digo sorprendida por su reacción.

-Mejor aún, así voy a estar más segura de que vas a ir. Ahora, -me suelta y me mira con una sonrisa. -Pedí la comida.

Sale de la habitación con la frente en alto, y yo tengo miedo. Pero tiene razón, una vez más mi amiga tiene razón, tengo que dejar de lamentarse por lo que paso, tengo que aceptarlo y enfrentarlo de una buena vez, ya no puedo seguir huyendo y evitando a Marcelo, tengo que decirle la verdad.

Pido la comida, y me asomo por la puerta y veo a Eva estudiando.

-Ya pedí la comida, -me mira y se ríe.

-Ya podes salir estúpida, no voy a hacerte nada.

-¿Segura? -la miro con miedo y asiente.

-Si, segura. Ahora ven a ver esa película fea que pusiste.

-Esta bien. -Me acerco con lentitud y me siento a su lado.

-Mierda Ann, deja de actuar como un niño en penitencia.

-Es que lo sentí así, parecias a mi mamá retándome.

-Es que a veces me dan ganas de colgarte. -Me mira y yo me alejo. -Vení, no tengas miedo si no te voy a hacer nada.

-No lo sé Rick, parece falso lo que dices.

-Cagona, y no voy a hacerte nada.

-Que alivio. -Me acerco de nuevo pero con lentitud.

-Dios, eres una niña. -Niega y sigue estudiando.

Sonrió y me abrazó las piernas. Si me dio miedo por la forma en como me agarro y me dijo las cosas, es una mujer con carácter. Pobre de quien sea su próxima pareja.

-Come.

-Bueno mamá. -Me rió y ella niega.

-Cuando tenga hijos, ya voy a saber como cuidarlos. Sos como mi hija Amanda.

-Lo sé, cuando sea grande quiero ser como tu de fuerte y directa. -La miro mientras como una papa.

-Lo sé soy una persona admirable, fuerte y directa. Todo lo que necesitas en tu vida, aunque también te mereces unos buenos golpes para que aprendas.

-¿Por qué todo a los golpes? Si hablando se entiende la gente.

-Pero hablar contigo es como hablar con la pared, no escuchas nada y aprendes a los golpes, como hace un rato.

-Todavía me duele la nariz, -me toco la nariz mientras hago un puchero.

-Perdón por eso. -Me tiende una papa, -este es mi perdón.

-Es lo mínimo que podes hacer, -la agarro y la como.

Segunda Oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora