Desde esa conversación con Esteban, entendí muchas cosas, y tenia razón, tenia tanta razón como Eva. Esta era mi oportunidad para aclarar las cosas con Marcelo, y hoy, día lunes pienso llevar a cabo mi plan, lo estuve pensando todo el fin de semana, y solamente tengo que hablar con Lautaro para que me ayude.
Me miro decidida frente al espejo, mis ojos pintados sólo con delineador negro, mis labios color bordo, un vestido ajustado del mismo color de mis labios.-Te deseo suerte, y ya sabes, a la mierda lo que diga, sólo importa lo que tu sientas. -Miro a Eva y sonrió.
-Gracias, -agarro mi cartera y mi celular, y salgo de habitación decida a todo. -Nos vemos más tarde Eva.
Salgo de casa y Hércules me ladra.
-Nos vemos, pórtate bien. No es imposible que lo hagas. -Murmuro mientras subo a mi auto, y otra vez un nota más en el parabrisas. No tengo tiempo para leerla, es importante llegar a la editorial, y solucionar todo lo antes posible.
Con la música baja, espero a que el embotellamiento se disipe un poco, para poder pasar con tranquilidad, aunque los insultos y bocinazos siempre están presentes, la impaciencia de las personas por no llegar a tiempo al trabajo, diría que me pasa lo mismo pero siempre salgo una hora antes, asique tengo cuarenta minutos para llegar, lo que tardo en cruzar estas calles llenas de autos y cruzar una más para llegar a la editorial.
Escucho una bocina detrás de mi y arranco de nuevo, tal vez me hayan gritado un par se insultos pero los ignoro como siempre, nadie se salva de los insultos, hasta los perros reciben insultos sólo por estar parados en la vereda, pobrecitos, como si tuvieran la culpa.
Llego a la editorial con el tiempo justo, al entrar no veo a Lautaro pero si a Pablo, parece feliz.-Hubo acción ¿verdad? -es lo primero que digo al saludarlo.
-Ann ya basta, -me reta y se sonroja.
-Eres tan lindo cuando te sonrojas, -le aprieto el cachete y entro al ascensor.
-¿Cómo te fue a ti?
-Me fue bien, Marcelo estuvo un rato y se fue, su madre es una señora agradable.
Pero luego de eso estuvo horrible. No voy a contarle lo que paso despues de la cena, cuanto menos sepan mejor para mi, asi evito preocupar a los demás.
-¿En dónde esta Lautaro?
-Esta en su oficina con los policías, al parecer encontraron al ladron.
Me había olvidado por completo del robo, con tantas cosas en mi cabeza, me olvide por completo ayudar a Lautaro con ello, tampoco le preste atención a lo comentarios de mis compañeros de trabajo, aunque estoy segura de que más de uno me critico por volver y hablo mal de mi, y más si Lautaro me defendía en mi ausencia. Espero que realmente hayan encontrado al ladron o ladrona, asi paga por lo que hizo, aunque me gustaría saber el por qué lo hizo y por qué metió a Brenda en todo esto, ella a pesar de todo no merecía morir, era una buena chica.
-Que bueno, espero que lo atrapen. -Las puertas se abren y me voy directo a su oficina, y entro sin tocar. -Me entere de lo que paso.
Todos me miran, en especial Lautaro, sonrió nerviosa y cierro la puerta.
-Amanda toca la puerta antes de entrar, -me mira enojado.
-Perdón, -me acerco con lentitud. -Es que me interesa saber si lo encontraron o no al ladrón, ya que por su culpa me quede sin trabajo y también mato a Brenda.
-Todavía no sabemos quién mato a Brenda, es posible que haya sido otra persona. -Me responde un policía y yo lo mira sin entender.
-¿Qué quiere decir?
-Que Brenda tenia problemas de deudas con el juego, me realidad su padre lo tenia y ella pagaba sus deudas, ella se negó a seguir pagando su última deuda y eso no les gusto para nada a los dueño del casino.
-¿Y su familia? Sé que ella tiene una hermana menor.
-Esta con los del servicio social, ellos se están haciendo cargo de ella. -Vuelve a responder el oficial.
-Pobre niña, por todo lo que tiene que pasar por su padre.
-Si, es muy lamentable. Espero que puedan encontrar algún familiar, para que se queden con ella. -Se lamenta Lautaro.
-Están en eso. En cuanto al ladrón, no sabemos quién es, pero tenemos pistas, cada vez estamos más cerca, pero eso no quiere decir que dejaremos de investigarlos.
-Amanda, te pido que no digas nada de esto, hasta que demos con él o ella.
-Esta bien, no dire nada al respecto. Ahora si, voy a hacer mi trabajo. -Abro la puerta para irme, pero antes de hacerlo, -despues tengo que hablar con vos Lautaro.
-Esta bien, almorzemos juntos. -Asiento y me voy a mi oficina.
Prendo la computadora y empiezo a hacer mi trabajo.
Las horas pasan con lentitud, y no puedo concentrarme por los nervios, me confundo varias veces y empiezo a molestarme por ello. Siento que tocan la puerta, y Amelia entra con una sonrisa.-Ann, Lautaro quiere verte. -Miro la hora en la computadora, y faltan dos horas para el almuerzo, frunzo mi ceño.
-Está bien, ahora voy. -Me levanto y voy a su oficina, antes de entras escucho murmullos de mis compañeros, pero los ignoro.
-Amanda, no voy a poder almorzar con vos, -es lo primero que escucho al entrar.
-Esta bien, no hay problema. -Me siento delante de él.- Necesito que me hagas un favor.
-¿De qué trata el favor?
-Necesito que me ayudes con Marcelo.
~~~
Es la primera vez que siento que el día a sido muy largo, que horrible.
-Hola Ann, -miro a Eva y me siento a su lado.
-Hola. -Hércules viene a ladrarme y saltarme, pero estoy cansada.
-¿Qué te pasa?
-Estoy cansada, necesito dormir.
-Come algo y hacelo.
-No tengo ganas de levantarme.
-Lo vas a tener que hacer, porque no pienso darte de comer en la boca. Ya estás muy grande para eso.
-Lo sé, -me levanto y me voy a mi habitación a cambiarme.
-¿Cómo te fue con Lautaro?
-Me fue bien, pero ahora tengo que volver a salir y no tengo ganas.
-¿A dónde vas? Vas a ir con...
-Asi es. -Me pongo un jean azul y una camisa.
-Creí que iba a ser mañana.
-No, ya aguante demasiado. -Me pongo las zapatillas blancas.
-¿No vas a comer nada? -cruza los brazos y me mira amenazante.
-Si, voy a comer algo en el camino. -Voy hacia la cocina y me preparo dos sándwich de jamón y queso. -Nos vemos, -agarro los dos sándwich, las llaves del auto y el celular.
No espero la respuesta de Eva, porque estoy segura de que no va a decirme algo bueno. Abro la puerta y veo otra nota en el parabrisas, no puedo leerla ahora, mañana lo haré. Enciendo el auto y empiezo a conducir mientras como. Mierda, debí agarrar una botella con agua, esto está muy seco.
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Segunda Oportunidad
Novela JuvenilEn ese momento es cuando pensamos y decidimos "tirar la toalla", "plantar bandera blanca" o como quiera llamarse al acto de creer que perdimos la batalla y todo ha terminado.Sin embargo, darnos una segunda oportunidad vale la pena,en todos los casos...