6 | ¿Perdón? (PT 3)

471 30 0
                                    

MAMI PORQUE ESE SEÑOR TE PEDIA perdón?— pregunta Sam, el siguiente día. Acabamos de salir de su cita y estamos en el super, comprando.

—No lo sé, estaba loco.

—¿Era mi papá?

—No.

Llegamos a casa y suspiro. ¿Como carajos consiguió Manu Rios mi lugar de empleo? Todo ese día estoy callada, y cuando Sam quiere ir al parque accedo. Estoy sentada en la banca mirando a mi hijo jugar con sus amiguitos cuando escucho esa familiar voz.

—Perdoname...

Volteo a ver, apunto de gritar cuando me doy cuenta que no es Manu. Es un chico. Pelo marrón claro, ojos marrones, figura alta... ¿Quién es? —Dusculpa, ¿puedo tener su número?

—¿¡Que!?— exclamó, sorprendida.

—Si, es que... Eres muy linda.

—Jaja, gracias pero no.

Su linda cara de pronto se vuelve oscura y fea... —¿Te atreves rechazarme?

—Bueno, me preguntaste mi opinión así que...

Sus manos me empujan de la silla. Doy un grito. —¡Maldita estúpida, ¿quien te crees? Solo porque eres bonita piensas que eres muy muy...

Le pegó una cachetada fuerte al ver que se quere subir arriba de mi. Samuel corre a mi lado. —¡Suelta a mi mami!— grita el niño, atrayendo a muchas personas. Algunos vienen y tratan de quitar a ese monstruo de encima, pero no pueden... Cuando de pronto una voz grita desde la multitud de gente.

—¡DEJA A MI NOVIA!— grita Manu, tirando a el loco al suelo. Una y otra vez veo el puño de Manu conectarse con la cara de el hombre, y las personas llaman a la policía. —No la vuelvas a tocar, ¡Imbécil!— grita. Tiemblo al ver a Manu pegarlo, y lo jalo hacia atrás.

—Deja de herirte por el...— digo, y Manu suspira, sus manos rojas.

—Pero el trato de herirte y... Y yo no puedo dejar que te lastimen, ya has salido lastimada por mi culpa y no dejaré que eso pase de nuevo— dice, mirándome a los ojos.

—Manu, porfavor. Eso pasó hace cinco años, y no se si podría perdonarte. Y, además, mi hijo no conoce a su padre...

—Perdon...— susurra, lágrimas en sus ojos. —Es que, aún no sabes porque te deje esa noche.

—No lo necesito saber, ¿Okay?— digo, levantándome y agarrando la mano de mi hijo.

—Espera— agarrá mi mano. —Porfavor, déjame explicar.

Su mirada determinada me hace suspirar. —Vale, pero solo porque... Porque... Porque si.

No quiero decirle que todavía lo quiero, y lo extraño. Porque aunque me causó tanto sufrimiento y tristeza, por el está mi ángel Samuel... Y talvez me tiene una explicación valida.

Caminamos a un café de cerca, y Manu ordena una malteada de chocolate para Samuel.

—Ahora si... Cuéntame todo.

El suspira, pero asiente. —Todo comenzo cuando...

Imagines de Manu RiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora