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Becca.

Bufé mientras terminaba de cepillar mi cabello.
Último día de escuela y al fin me podré librarme de todo ese martirio, miré el espejo; en el me ví reflejada, suspiré viendo las ojeras que me acompañan posando se bajo mis ojos, hace tiempo que no duermo bien.
Estúpido insomnio.

Jeans con aspecto viejo, una sudadera negra y el cabello medio desordenado, bah he lucido peor.
Tomé mi mochila mientras bajaba sin ganas, entre a la cocina y estaba tan vacía como siempre. Negué tomando la nota que estaba en la mesa.

"Becca, come y cuidate
Regresaré tarde, besos."

Solté un suspiro, está situación me tiene harta; desde que soy pequeña mis padres trabajan para que no me falte nada, lo cierto es que me falta algo que no se puede comprar: atención y cariño. Crecí sola, alrededor de trabajadores y llena de tecnología, dinero y cosas estúpidamente caras, no niego que a veces es increíble, pero al final del día me gustaría tener a alguien que me de cariño, se alegre por mis triunfos que no son muchos y que me diga que se siente orgulloso de mi.

Sacudí mi cabeza, tengo que alejar esos pensamientos de mi cabeza.
Vamos Becca, se fuerte como siempre.
Tomé una manzana, mis llaves y una botella de agua, salí de casa asegurándome de cerrar bien.

Mientras caminaba con los auriculares puestos reproduciendo "All The Good Girls Go To Hell" miré a mi alrededor, todas las casas de mi vecindario tenían la misma triste y rica fachada, pintadas de gris con blanco, dando la supuesta elegancia de la que siempre habla mi madre. Apresuré mis pasos saliendo de ahí, encontrándome ahora con el gran parque, había muchos niños que lucían felices jugando y corriendo, traté de ignorar el vacío que había en mi apresurando me aún más para no llegar tarde.

Entre con toda la multitud de chicas y chicos hormonales, guapos, estúpidos y egocéntricos. Algunos corrían, otros caminaban en grupo mientras que había gente que solo estorbaba. Esquivé a varias personas para al fin llegar a mi salón, en el no había tantas di una mirada rápida dirigiendome al fondo, tomé asiento y saqué mi celular para matar tiempo antes de que las clases comenzarán.

Instagram estaba repleto de fotos de grupos de amigos, dedicatorias y cosas que presumir; odiaba lo perfecto que todo parecía, me producía malestar que las personas fingiera algo que no son solo para tener seguidores. Di un salto al sentir una mano sobre mi hombro, seguido de ello escuché una carcajada.

—Eres un idiota.

—Hubieras visto tú cara. —Soltó una carcajada—. ¿En qué tanto piensas Becca?

—Hibiiris visti ti ciri. —Imité.

—¿De malas?

—No, solo estoy cansada.

—Becca. —Habló de manera sería Louis; mi mejor amigo. Siendo sincera es de mis únicos amigos. Era alto, cabello castaño ruloso y con unos ojos negro intenso.

—Estoy bien. —Repetí.

—No estás bien, llevas tiempo sin comer, sin salir, sin hacer las cosas que te gustan, cada día te ves mas—

—Buenos días clase, cállense y comencemos con el último día.

Agradecí la interrupción, saque mis cosas y comencé a fingir prestar atención. La clase fue un aburrimiento total, hablando de cosas como que estamos comenzando una nueva etapa y bla, bla. Cuando está terminó muchos alumnos estaban durmiendo o de malas, salí del salón seguida de Lou y dirigiendonos a la cafetería, hablábamos de lo genial que será vivir juntos, bueno él hablaba.

𝑌𝑜𝑢 𝑠𝑎𝑣𝑒𝑑 𝑚𝑦 𝑙𝑖𝑓𝑒. // 𝑇𝑜𝑚 𝐹𝑒𝑙𝑡𝑜𝑛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora