2.

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Becca.

(..)

Las personas no sentirán tu ausencia, hazlo.

No seas cobarde Becca, ¡Hazlo!

(...)

Desperté al sentir los rayos de sol posando se sobre mi cara, solté un quejido y de inmediato mi celular comenzó a sonar, dejé que este sonara quizá la persona se cansaría y llamaría después. Sentí un vacío en el pecho, suspiré, aún me sentía vacía, no podía entender como las cosas ya no tenían sentido para mí, las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, un nudo se hizo presente nuevamente en mi garganta, ¿Por qué esto es tan difícil?

El celular volvió a interrumpir mis pensamientos al sonar, al parecer era algo importante.

—¿Si? —Murmuré sin ganas.

—Becca, te intenté localizar toda la tarde de ayer, ¿Dónde has estado? —Habló preocupada Bia.

—He estado en casa, te dije que estaba cansada. —Suspiré—. Dormí toda la tarde y aún estoy cansada.

—Becca. —Oí un tono represivo—. Dime qué al menos comiste la tarta que Lou te dió.

Dirigí la mirada a mi mochila, estaba en el suelo intacta, la tarta aunque era mi favorita no me producía ningún antojo.

—Si. —Mentí, ¿Desde cuándo mi vida se basaba en mentirle a mis amigos?—. La comí al llegar a casa, después caí rendida.

—Bien, aún así debes tener hambre, llevaré un poco de comida a tú casa. —Sentenció—. Estaré ahí en 10, te quiero Bec. —Sin más que decir; colgó.

Mierda.

Amaba a Bia con mi corazón entero quizá ella tenía razón, debo comer algo. Me levanté dirigiendome al baño, lavé mi cara y cepille los dientes, amarré mi cabello en una coleta alta dirigiendome al armario para buscar algo decente y disimular mi triste vida. Tomé una camisa negra y unos jeans negros, al terminar el timbre de la puerta sonó, bajé a abrir, ahí estaba Bia en un vestido azul precioso que resaltaba el tono de su piel.

—Te ves bien. —Halague.

—Gracias. —Pasó a mi lado—. Tú también te ves muy bonita. —Sacó la comida acomodándola en la barra—. Siempre. —Habia traído pasta, ensalada de pollo y tarta de fresa—. Espero que te guste, ya sabes intento medir mis porciones y mis clases de cocina están avanzando. —Habló rápidamente mientras jugaba con sus manos, sabía que para ella era difícil pero siempre se muestra fuerte.

Sirvió porciones medianas y comenzó a comer, miré el plato frente a mi, todo se veía estético y delicioso pero no tenía ganas de comer, dirigí la mirada a mi amiga; comía despacio con una sonrisa plasmada en el rostro. Tú puedes Becca, es por ella.

Tomé una bocanada de aire llevando el tenedor a mi boca, mastique lentamente amando el sabor que tenía pero aunque intentaba disfrutarlo, al pasar por mi garganta y caer a mi estómago no sentía nada.

—Gracias Bia. —Limpié mi boca—. Todo está muy rico. —Sonreí al notar su emoción, sabía que para ella esto era un paso.

—Me alegra que te guste. —Chilló emocionada.

Di un bocado más aún esperando que está vez la comida me llenara de algún modo pero el esfuerzo fue en vano. Retiré el plato de la mesa junto con el de ella, para comer un pedazo de tarta; con un tenedor lleve un pedazo a mi boca, es la tarta más deliciosa que he probado; amaba sus dotes de cocina. Por desgracia solo cayó en mi estómago y sentí ganas inmensa de regresarlo, corrí por el pasillo en dirección al baño donde me incliné para devolver todo lo comido antes, que estafa.

𝑌𝑜𝑢 𝑠𝑎𝑣𝑒𝑑 𝑚𝑦 𝑙𝑖𝑓𝑒. // 𝑇𝑜𝑚 𝐹𝑒𝑙𝑡𝑜𝑛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora